Colaboración con Investigación y Ciencia.
La impresión 3D es una de las estrategias más novedosas dentro del campo de la medicina regenerativa para regenerar o reparar diferentes tejidos. Esta técnica permite fabricar estructuras con diseños muy precisos, a escalas micrométricas, de forma reproducible. Sin embargo, durante mucho tiempo, este enfoque ha estado obstaculizado por múltiples requisitos.
Para que una estructura impresa en 3D sea útil en la reparación o regeneración de un tejido biológico este debe presentar las siguientes propiedades: debe ser biocompatible (no generar respuestas inmunitarias/inflamatorias notorias) y estable estructuralmente, además de dar apoyo mecánico al tejido en cuestión. También tiene que garantizar la supervivencia y el crecimiento de las células que lo aniden, permitir el desarrollo de vasos sanguíneos en su interior y carecer de efectos tóxicos.
En los últimos años, se ha ido más allá y se ha popularizado el concepto de materiales en 4D en los que, aparte de su impresión en 3D, se tiene en cuenta otro factor: su transformación a lo largo del tiempo. Estos materiales pueden hincharse, recuperar su forma original después de deformarse (memoria de forma) o degradarse de forma controlada a un ritmo definido para que las células vayan sustituyendo poco a poco la estructura implantada por un tejido normal.
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