La dama y la muerte: Una reflexión sobre el encarnizamiento terapéutico

El corto de animación 3D «La Dama y la muerte« ha resultado ser una agradable sorpresa. Creado por españoles, no sólo ha sido bien recibido por el público sino también por la crítica. Tanto es así que ha resultado ser ganadora de un Goya y está nominada a los Oscars en la categoría de corto animado.

El mensaje del vídeo resulta atípico, casi contradictorio con lo que estamos acostumbrados a ver: La muerte es siempre el archienemigo a combatir, los médicos son los héroes y la muerte de una persona es algo a evitar a toda costa y a cualquier precio. Sin embargo, en este vídeo encontramos una situación totalmente diferente. La dama siente que ha llegado su hora y lo acepta con tranquilidad, hasta que una reanimación cardíaca le aparta de su destino y así comienza una encarnizada lucha terapéutica por mantener su vida un poco más sin tener en cuenta lo más mínimo su opinión.

En nuestra sociedad, pese a que todos vamos a morir más tarde o más temprano, la muerte casi siempre es percibida como un fracaso y un tema tabú. Por eso mismo, las voluntades anticipadas o testamento vital, ese documento por escrito que nos permite decidir sobre nuestro final cuando no seamos capaces de expresarlo por nosotros mismos, es una manera de garantizar nuestra voluntad ajena a esa percepción de fracaso y evitar un desenlace no elegido por nosotros. Porque tan importante es estar sano como tener una muerte digna acorde con nuestros deseos cuando llegue nuestra hora.

El día que la muerte deje de considerarse un fracaso, las personas tendrán la libertad para decidir pasar sus últimos días en otro lugar que no sea un hospital, como en la intimidad del hogar, en compañía de la familia.

A continuación, pueden ver el vídeo, tanto en su versión en alta calidad (en The Lady and the Reaper) como por Youtube:

16 comentarios sobre «La dama y la muerte: Una reflexión sobre el encarnizamiento terapéutico»

  1. El corto es muy bueno, por su realización y por su contenido. Sin duda ofrece una visión diferente de la medicina y la lucha contra la muerte. La muerte es un proceso natural, pero esto se nos olvida con demasiada frecuencia.

    Un saludo 🙂

  2. Qué chulo y bien currado, yo ya había perdido la esperanza en la animación española (me costó horrores terminar de ver Planet 51…), pero se ve que no está muerta todavía.

  3. Me ha encantado el corto 😀 Muy buena historia, gracioso, bien montado… Tremendo 🙂

    Y, por otra parte, eso me recuerda haber leído ya en varios sitios que, en la mayoría de los casos, la RCP-A no consigue salvar al paciente. O, en otras palabras, que a corto-medio plazo habrá que cambiar del enfoque «reanimar todo» a «reanimar sólo donde sepamos que puede haber éxito».

    1. Teniendo en cuenta que la RCP es una medida contrarreloj que suele hacerse ante una situación repentina e inesperada, veo yo difícil la manera de hacer una selección de aquellos en los que la actuación va a ser útil sin obstaculizar la RCP. ¿Sabes qué han propuesto para saber aquellos en los que la RCP va a tener éxito?

      La cuestión es intentarlo, porque existe la posibilidad de que sea útil y no es que precisamente sepamos con antelación en la mayoría de casos cual va a ser el resultado.

      1. Ya me sonaba que había leído algo… Aquí está 😀 (si lo quieres, pídelo: ya me caducó la suscripción, pero te lo consigo). En lo que yo he visto, la «medida» que se sigue es proponer firmar órdenes de no reanimar a los pacientes que más jodidillos estén, añosos, etcétera.

        1. ¡Gracias! He estado leyendo el artículo (tengo acceso a NEJM) y pone los pelos de punta cuando se cuenta el caso del niño de 2 años que se le hizo de todo, sabiendo que no iba a sobrevivir, por presión de la familia… En este caso que es un menor, la cuestión es distinta. Pero yo creo que la RCP debería hacerse siempre que el paciente no hubiera expresado por adelantado que no quisiera que se la hicieran. No vas a tener nunca la certeza al 100% de saber qué va a pasar así creo que es lo más correcto.

  4. Me parece que aquí está fallando el enfoque. La cuestión no es que un médico considere un fracaso el hecho de que se le muera un paciente. Esto es perfectamente razonable y deseable porque, efectivamente, el trabajo del médico consiste en preservar la buena salud del paciente (estaremos de acuerdo en que morirse es mal síntoma). El trabajo del médico consiste en prestar determinados servicios a sus pacientes. La clave está en el caso en que un paciente decida que no quiere esos servicios (todos o parte de ellos). Es decir, el paciente es el protagonista, no el médico. El vídeo es tramposo porque presenta al médico como un presuntuoso entrometido cuando en realidad está haciendo su trabajo: él no sabe que su paciente no desea que le preste sus servicios. También hace trampa al utilizar una viejecita viuda. Por qué no un veinteañero en la plenitud de sus facultades? Debiera el médico hacer distinciones entre ambos?

    Hablemos de lo que es la muerte para el común de la gente.

    En nuestra sociedad cristiana, la muerte es algo a lo que hay que temer. Muy al contrario del mensaje oficial del Cristianismo, en el que se muestra como el vehículo para un disfrute eterno después de la muerte, el mensaje real difundido por la Iglesia es el de presentarse como «agente autorizado» con el que negociar las condiciones posteriores a la muerte, y pobre del que no llegue a un acuerdo satisfactorio porque le esperan cosas de lo más terrible. El mensaje del miedo está en la base del Cristianismo práctico.

    El cese de la vida es un hecho misterioso. La inmensa mayoría de la gente no ha recibido la educación adecuada para considerar lo desconocido como algo fascinante, así que lo temen. Más miedo.

    Volvamos al Cristianismo. Por poca Historia que hayamos aprendido, sabremos que éste prospera en las épocas negras, de pobreza, donde se producen grandes calamidades, es decir, épocas enfermas. Cuando hay plenitud, alegría de vivir, optimismo, el Cristianismo retrocede. La Iglesia conoce muy bien este hecho. Cuantos más enfermos, mejor. Nada de morirse antes de que sea absolutamente inevitable (excepto si es defendiendo los intereses de la Iglesia). La propaganda de los milagros y otros mitos ayuda a que las cosas discurran de ese modo.

    Así que estaremos de acuerdo en que en la sociedad actual no se dan las condiciones para asumir la muerte como algo natural. Muy al contrario, se teme. Por lo tanto, la certeza de que uno se va a morir se elimina de la consciencia de lo real y pasa a ser algo abstracto, como el hecho de que la Tierra gire alrededor del Sol, algo que admites abiertamente pero que no tiene ninguna implicación personal. También se convierte en algo a evitar a toda costa. El asumir la muerte es tabú en lo privado y en lo público. Una muerte siempre es una desgracia.

    Resultado: la sociedad exige al médico que preserve la vida a cualquier precio. Y esto es un problema, porque debe ser el indivíduo, no el colectivo, el que decida sobre su propia vida.

    Y esto cuando aún quede en el individuo algo capaz de decidir. El día en que uno acuda a la consulta del médico con su padre demenciado y pueda decir con total libertad que no quiere que le administren medicamentos cuyo único efecto sea prolongar su vida, algo habrá cambiado para bien en esta sociedad.

    1. Tienes razón, el corto podría haber sido más esclarecedor en su mensaje si, por ejemplo, la anciana hubiera dejado por escrito cómo deseaba que fuera su final. Sin embargo en el corto entendemos que nadie sabe qué es lo que quería la anciana, por lo que, en principio, se actúa por el lógico «salvar su vida».

      La familia casi siempre va a optar por alargar la vida de un familiar agónico. La mayoría de las ocasiones esa decisión no se hace fundamentada en los deseos del paciente, sino en los sentimientos de la propia familia. Nunca se me olvidará la insistencia de una familia y de los médicos y enfermeras por mantener con vida unos días más a una paciente que no paraba de quitarse la respiración asistida. Una enfermera tenía que quedarse de guardia para ponerle la ventilación cada vez que ella se lo quitaba. De poco sirvió, al final, murió a los pocos días después de que nadie tuviera en cuenta su decisión.

      1. Muchas veces me llevo la sensación de que se mantiene con vida a alguien más por sentimiento de la familia por sentimiento religioso, sentimiento de culpa, el «no quiero que piensen que dejo a mi padre o a mi madre tirados», el «qué dirán si digo que lo desconecten», el «quiero quedarme con la conciencia tranquila de que luché por la vida de mi familiar» que por los médicos, que muchas veces se encuentran entre la espada y la pared por unos familiares que les llegan a acusar de «no queréis hacer nada, no queréis mojaros ni pillaros los dedos».

        Espero que ese corto tenga bastante difusión y haga pensar a más de uno 🙂

    2. -«El mensaje del miedo está en la base del Cristianismo práctico. El cese de la vida es un hecho misterioso. La inmensa mayoría de la gente no ha recibido la educación adecuada para considerar lo desconocido como algo fascinante, así que lo temen. Más miedo.»

      Extrayendo este fragmento de la perorata antireligiosa (o más bien anticatólica), creo que el miedo a la muerte responde más a un factor biologico que cultural, por lo mismo que la muerte es el cese de la vida.

      Por otra parte, en mi opinión… que asco de corto, que disgustante que promueva una cultura de muerte. Pero despues de todo, estos son los tiempos en los que vivimos, la epoca del «derecho» al aborto y politicas eugenesicas y neomalthusianas, el pragmatismo, facilismo, etc.

      -«Volvamos al Cristianismo. Por poca Historia que hayamos aprendido, sabremos que éste prospera en las épocas negras, de pobreza, donde se producen grandes calamidades, es decir, épocas ‘enfermas’. Cuando hay plenitud, alegría de vivir, optimismo, el Cristianismo retrocede.»

      Jajaja tienes razón, ahora vivimos épocas «gloriosas» y muy «saludables»! Es mejor promover la eugenesia con tal que no se arruine la fiesta. ^^ Es mejor negar el derecho a la vida de los nonatos, que defenderla. Que «sana» mentalidad, que saludable ‘cambio de paradigma’. Ahora sí que la razón no está trastornada.

      1. Estimado D:

        Algo característico del individuo religioso es el descalificar totalmente a aquellos con los que no se está de acuerdo en una parte. Esto generalmente se lleva a cabo atribuyendo al otro cualidades negativas que no ha mostrado, pero que se dan por demostradas en base a otras actitudes observadas.

        Te sorprenderá saber que estoy en contra del aborto. No porque lo haya dicho algún líder del colectivo al que pertenezco (si perteneciese alguno) sino porque he reflexionado sobre ello y he llegado a esa conclusión. También te sorprenderá saber que estoy de acuerdo con la Iglesia Católica en muchas otras cuestiones y que creo que está recibiendo ataques inmerecidos por cuestiones que sólo a los católicos les corresponde valorar.

        También creo que la religión es la mayor expresión de miseria y cobardía intelectual a la que puede llegar un individuo culto e inteligente, además causar dolor y de promover la ignorancia por doquier.

        1. Han pasado varios días pero la verdad es que no he recibido aviso de respuesta o se me ha pasado. Sin embargo:
          «Algo característico del individuo religioso es el descalificar totalmente a aquellos con los que no se está de acuerdo en una parte. Esto generalmente se lleva a cabo atribuyendo al otro cualidades negativas que no ha mostrado, pero que se dan por demostradas en base a otras actitudes observadas.»

          Ser religioso no es malo, sino ser «fanático» religioso. Lo que sí es una actitud repudiable es ser «antireligioso» (no laico, agnostico o ateo, sino estar en contra de que la gente tenga creencias religiosas) es decir intolerante. Y no descalifico tus argumentos por antojo, sino que francamente tu perorata es muy intolerante, y por cierto, guarda el mismo nivel de un escolar (o, quizá, a lo mejor aun estás en el colegio).

          «También creo que la religión es la mayor expresión de miseria y cobardía intelectual a la que puede llegar un individuo culto e inteligente, además causar dolor y de promover la ignorancia por doquier.»

          Lo que es evidente es que con tu rollo, lo unico que promueves es la intolerancia religiosa. Porque aquello que mencionas no es religión, sino fanatismo y fundamentalismo religioso. Mientras no se caiga en eso y contengan un mensaje esencialmente constructivo, las religiones y las diversas creencias espirituales son legalmente admisibles y deben ser respetadas. Lo contrario es la intolerencia religiosa, que sitúa al intolerante en el mismo nivel que el fundamentalista religioso, solo que en lugar de despotricar contra alguna religión, el intolerante lo llega a hacer contra todas, lo cual ubica su grado de cultura y civilización, en ambos casos al mismo nivel.

          1. Las personas se respetan, las ideas no. De la misma forma que a ti te puede parecer estúpida la idea de que yo no crea en dios, lo mismo pienso yo sobre su existencia. Sin embargo, lo importante es que tú tengas la libertad de creer en lo que quieras y yo también. Despotricar de algo no es fanatismo, fanatismo es pisotear los derechos de los demás en base a una postura extrema. De hecho, en ciencia es sano despotricar justificadamente, es lo que la hace avanzar.

            Otra cosa es que la creencia en algo perjudique de forma individual o global como es el caso de la mayoría de religiones o sectas que actúan como buenos consoladores psicológicos pero suelen limitar mucho el pensamiento racional. Estoy en contra de ellas, pero en ningún momento las prohibiría porque cada cual es libre de creer en lo que quiera mientras no perjudique a los demás. Y si eso es fanatismo, que venga el FSM y lo vea 🙂

        2. Es de esperar que alguien que puebla su mundo de seres fantásticos se invente a aquél con el que está debatiendo. En este caso yo sólo juego el papel de «pantalla» sobre la que proyectar tus invectivas. Tus prejuicios son tan fuertes que ya has perdido la capacidad de comprensión lectora, sólo percibes aquello que los refuerza.

          Yo era un ateo como otro cualquiera, que no se preocupaba de los supersticiosos (o religiosos, como vosotros preferís llamaros) a pesar de lo mucho que los supersticiosos se «preocupaban» por mí. Yo os apreciaba como personas que sois, aunque no podía respetar vuestras supersticiones porque, si muestro respeto por tonterías, de qué vale mi respeto? Eso sí, no exteriorizaba esa falta de respeto. Sobre todo porque, desgraciadamente, los religiosos os sentís despreciados por completo si se desprecian vuestras supersticiones y tenéis tendencia a poneros furiosos si los demás expresan dudas sobre vuestras creencias, como si éstas perdiesen fuerza con la simple constatación de que pueden ser falsas (ay!).

          Por qué ahora no me callo mi desprecio por lo religioso? Pues bien, leyendo el libro «The god delusion» de Richard Dawkins encontré algo que me hizo empezar a meditar sobre las consecuencias que tiene la religión sobre los individuos y la sociedad. Cuenta el autor su extrañeza por la polémica que se ha montado alrededor de los abusos sexuales de curas a niños. Habiéndose educado en un colegio religioso, resulta que en alguna ocasión uno de los curas lo tocó de forma poco decorosa. Dice que aquel episodio sólo es un vago recuerdo. Sin embargo, lo que sigue vivo en su mente es todo el sufrimiento que vino con el despertar de sus dudas ante la contradicción del discurso religioso y la realidad que él observaba. La sensación de soledad, de estarse convirtiendo secretamente en alguien repudiable para sus seres queridos, el miedo de condenarse al infierno…

          No es necesaria la Inquisión ni las guerras santas para que la superstición cause sufrimiento. La superstición es un cáncer, un veneno para la mente humana, que la atrofia y la corrompe.

          Y ahora, puedes seguir insultándome. Seguro que es lo que haría Jesucristo. O no? Pero bueno, todo cristiano sabe que eso del amor al prójimo y la comprensión sólo son ejercicios de onanismo para la nochebuena.

          Perdona por la extensión de la respuesta, pero es que no tengo tiempo para hacerla más corta.

  5. Vaya, yo no me había planteado algo tan serio tras ver el corto, que por cierto me encantó 🙂 Supongo que los humanos tenemos un cierto sentimiento de egoísmo al dejar morir a un familiar. Aunque pensemos que sería lo mejor porque dejaría de sufrir, preferimos no tener en nuestra conciencia esa decisión. Es algo meramente cultural, creo yo, algo muy derivado de la religión como ya han comentado por ahí arriba y muy difícil de cambiar en España.

    Interesante blog 🙂

    saluditos

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