El pichigüili es una especie sumamente compleja que ha demostrado establecer una fuerte relación de mutualismo con el profesional sanitario (especialmente con el médico) al mismo tiempo que pone en peligro la relación de simbiosis entre médicos y pacientes.
Concebidos en las madres empresas farmacéuticas, los pichigüilis son enviados desde muy pequeños a diferentes lugares a través de las cigüeñas representantes farmacéuticas. El pichigüili salvaje tiene como hábitat diferentes regiones de hospitales, centros de salud, congresos médicos y clínicas privadas donde se refugia con éxito. Desde las áridas llanuras del suelo, pasando por las altas cumbres de las paredes, las escarpadas batas de los médicos y las frondosas mesetas de los escritorios… Ninguna zona está libre de la increíble capacidad adaptativa del pichigüili para hacer de cualquier zona su hogar. Por otro lado, los pichigüilis domésticos poseen una situación privilegiada, reciben la atención y el cariño de su amo médico que lo lleva a su casa para que conviva con él.
Las grandes diferencias entre pichigüilis salvajes y domésticos y la enorme diversidad filogenética existente entre todos ellos han motivado numerosas investigaciones con la intención de descubrir y clasificar nuevas subespecies de pichigüilis. Su capacidad de mutación es increíblemente elevada lo que condiciona la aparición de nuevas subespecies en cuestión de meses o años y convierte la clasificación taxonómica del pichigüili en una ardua tarea.
El intrépido investigador Lis Ensalander nos descubre los misterios del enigmático pichigüili a través de sus largas jornadas de safari fotográfico en Pichigüilis. A continuación, podemos ver imágenes nunca antes vistas de un pichigüili saliendo del cascarón:
En «Pichigüilis: State of the art» del Txori-Herri Medical Journal se describen con detalle su clasificación taxonómica, esperanzas de vida y pedigís, así como también los métodos de captura del pichigüili salvaje y las competiciones de captura que se celebran en torno a ellos.
El ciclo de vida del pichigüili culmina con la reproducción asexual como forma de diseminación de sus genes. El médico hace de transmisor, al copiar y difundir el código genético impreso en el pichigüili vía recetil. Cuanto más se difunda este código genético, más descendencia de pichigüilis tendrá la madre industria farmacéutica.
En la actualidad, muchos pichigüilis se encuentran amenazados o en peligro de extinción por culpa de plataformas de caza como «No gracias», Farmacríticxs, Pharmaware o AMSA Pharmfree. Se trata de peligrosos grupos de médicos dispuestos a renunciar a la relación de mutualismo con el pichigüili para centrarse exclusivamente en una relación de simbiosis con el paciente.
No sabía que Farmacritxs fuera tan conocido 🙂 🙂
El fin de la espiral de corrupción médicos/farmacéuticas no terminará porque la mayoría de los médicos salga voluntariamente de ella (esto no ocurrirá nunca), sino porque una minoría la denuncie y cree una demanda social que fuerce la intervención del poder político.
Artículos como este ayudan, pero sería más eficaz una denuncia explícita dirigida al común de la gente.
Sí, porque no me he enterado bien de la finalidad de el artículo hasta leer el comentario de trurl… he tenido que pensar si estamos a 28 de diciembre y todo! jaja
A mí también me ha costado pillarlo, aunque ya intuía el por dónde iban los tiros
La oblea me ha encantado.
Y en mi caso particular les veo tantísimo encanto a los pichigüilis que colecciono todos los que me van dando los médicos que me dan prácticas (tengo 4 o 5 y estoy en cuarto), aunque claro, no creo que todo el mundo les vea el mismo valor irónico que les veo yo XD.
El post es una presentación paródica de los regalos a los médicos con una crítica implícita. Lo he querido poner como algo introductorio para, en próximas entregas, meternos en el meollo de la cuestión, ya de forma seria.
No es 28 de Diciembre, es que algunas veces se me va la olla un poco más de lo normal 😛
Vaya por dios! Acabo de darme cuenta de que llevo un pichigüili de esos siempre conmigo.
Hace algo más de un año, mientras me sometía mi rutinaria sesión de autocacheo para localizar el módulo de memoria USB en alguno de mis bolsillos, el cliente con el que estaba hablando se da cuenta (ya me conoce), abre un cajón y me entrega el logotipo de una conocida multinacional farmacéutica hecho de goma dura (o plástico blando). Resulta que la figurita de marras se separa por la mitad y aparece una flamante memoria USB de 8 GB (valorada en no menos de 40 euros por aquel entonces). Me quedo mirando a mi cilente con cara de «pero tú sabes lo que me estás dando?» y él, que vuelve a adivinar mis pensamientos, me explica que su mujer es visitador médico y tiene chismes de esos a montones. La memoria USB contenía un PDF que describía un fármaco anticancerígeno con pinta de ser muy caro, por lo que deduzco que el regalo estaba pensado para peces gordos de hospital. Desde entonces llevo el cacharrito siempre conmigo, porque la forma del logotipo hace que se localice rápidamente al palpar los bolsillos.
Por cierto, el PDF era de menos de 2 MB, así que podrían haberse ahorrado un buen dinero si usasen una memoria de 512 MB en lugar de una de 8 GB, pero sospecho que entonces las bondades del fármaco ya no estarían tan claras para los médicos que leyesen el documento PDF en cuestión.
Trurl, la ley del Medicamento dice así:
Art. 3.6
«A efectos de garantizar la independencia de las decisiones relacionadas con la prescripción, dispensación, y administración de medicamentos respecto de intereses comerciales se prohíbe el ofrecimiento directo o indirecto de cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos, primas u obsequios, por parte de quien tenga intereses directos o indirectos en la producción, fabricación y comercialización de medicamentos a los profesionales sanitarios implicados en el ciclo de prescripción, dispensación y administración de medicamentos o a sus parientes y personas de su convivencia.»
En teoría se puede denunciar a los laboratorios farmacéuticos por ello y, de hecho, muy puntualmente se ha hecho.
Nótese que también dice en no se qué ley que el precio del regalo debe estar limitado a 5-6 euros… Con tu pendrive puedes hacerte una idea de lo que cumplen eso. Yo el regalo más caro que he visto que le hagan a un médico es una PDA (que rondaría entre los 700-1000 euros) pero sé que no es de lo más caro que habrán regalado por estos lares.
No tengo mucho conocimiento sobre este asunto, pero a principios de los 90, a un médico de familia de la S.S. vecino mío, le regalaron un PC IBM que podría valer unas 300.000 pesetas de la época. Por otra parte, es de sobra conocido que los famosos viajes a «congresos» son vacaciones encubiertas. Comparado con eso, los 40 o 60 euros de la memoria USB es calderilla.
Increíble la colección; pensaba que era el único que le llamaban la atención estos ‘regalitos’. De pequeño iba a un médico que me enseñaba siempre los artilugios que iba recibiendo, e incluso muchas veces me regalaba alguno.
De la gran mayoría no diré nada, es obvio que son chorradas, pero hay algunos como el cortayesos y las memorias USB que pese a no ser gran cosa parecen útiles.
Aceptar éstos ‘regalos’ no significa nada, ¿no? Porque hasta donde yo sé, las farmacéuticas nunca sabrán si recetas o no su producto…
«Aceptar éstos «˜regalos»™ no significa nada, ¿no? Porque hasta donde yo sé, las farmacéuticas nunca sabrán si recetas o no su producto»¦»
Las farmacéuticas saben de sobra, sobre todo por las cifras de ventas tras campañas de marketing y regalos, que este método aumenta la prescripción de sus medicamentos (por eso se gastan un dineral en ello). Muchos médicos lo dicen abiertamente, que por tal regalito son más proclives a recetar tal medicamento. La mayoría no lo reconoce, pero está claro que influye en la preinscripción, te des cuenta o no.
Si por ejemplo, yo tengo una tienda y viene un comercial para que venda su producto, y de paso me regala algo, pues muy bien. Esos regalos encarecerán el producto, pero la gente que lo compre comparará productos y precios y eligirá lo que quiera. El vendedor podrá intentar venderme un producto u otro, o realmente el que él considere que es mejor; pero eligirá siempre el cliente.
Con los medicamentos es diferente, porque aunque el médico recete lo que considere mejor, es posible que eso sea más caro de lo que debería ser porque se dedican a hacer regalitos. Y eso acaba costando más al enfermo o a la seguridad social.
Si el médico no se va a ver influído por regalitos, ¿por qué hacerlos si encarecen el producto?
«Si el médico no se va a ver influído por regalitos, ¿por qué hacerlos si encarecen el producto?»
La respuesta es sencilla: Los regalitos sí influyen en el médico (en la amplia mayoría de ellos) y su prescripción por eso las farmacéuticas destinan tanto dinero a ello.
Creia que era la unica que lo llamaba así, me he quedado alucinada.
Si yo ya vengo todos los dias cargado de pichigüillis y soy aun estudiante, no quiero pensar lo que voy a hacer cuando sea medico. Tengo pendiente ir a ver a un profesor que me prometio un pendrive. Como molan mis profesores ¿eh? Pues no, porque los demas me suspenden jajaja
Shora:
Hace tiempo trabajé como asesor para un laboratorio farmacéutico internacional en Argentina. Es muy interesante conocer lo que piensan los ejecutivos de nosotros, y cómo nos valoran. Ellos no respetan a los grandes jeques médicos, pues les conocen la entretela, y saben muy bien por cuánto se venden; y, en general, menosprecian bastante a la gran masa médica. Pero de eso tenemos la culpa nosotros mismos: yo he presenciado cómo muchos de mis colegas se rebajaban hasta lo indecible para conseguir una migaja (que no necesitaban para nada) de parte de la empresa. Y coincido contigo en que, aunque subliminal, la imágen queda, y ayuda a que se recete el producto.
Saludos
JAJAJAJAJA Me ha encantado el artículo de la THMA 😀
Y en cuanto al contenido de la entrada… discrepo en dos puntos. Primero, cuando citas la Ley 29/2006, de Garantías y Uso Racional, dices que es ilegal la entrega de obsequios. No obstante, eso no es del todo exacto, pues el RD 1416/1994 (vigente) admite esos regalos en su artº 17, siempre «que tengan un valor insignificante y que sean irrelevante para la práctica de la medicina o la farmacia.». En cuanto al dato de los 5€, que yo sepa no existe ninguna ley, sino el «Código Español de Buenas Prácticas de Promoción de Medicamentos…» emitido por Farmaindustria, y donde se fija el «valor insignificante» en 30€.
El segundo punto es que supongo que habrá médicos más o menos vendibles, como todo, pero a los que he conocido, lo que les regalen se la suda bien. De hecho, había muchos que se tomaban a chufla a los comerciales («tú afloja lo que traigas, y déjame en paz») para, acto seguido, aclararme: «Ese medicamento es una mierda. Es tres veces más caro y no sirve para nada.», «¿Tamiflu? Aún no he recetado ninguno. Y ya ves que todos los días tenemos unas cuantas gripes…», o reflexionar «Cómo se nota que de la amoxi no hacen publicidad». En otras palabras: la afirmación de que «a más publicidad, más prescripción», choca con lo que he tenido la oportunidad de ver. Así pues, Shora, ¿podrías aportar alguna evidencia de que realmente los obsequios «de a pie» aumentan la prescripción de un determinado medicamento? ¡Gracias!
Qué más evidencia quieres que el hecho de que las farmacéuticas se gasten un buen dinero en ello? Además, el gasto principal posiblemente no está en las chuflas que regalan, sino en toda la estructura que hay detrás: visitadores médicos, departamentos de marketing, etc. Si tienes forma de demostrarles que se podrían ahorrar todo ese dinero, seguro que están dispuestos a oírte, e incluso a nombrarte alto directivo con paquete de stock options y todo.
Quizás Shora no estaba pensando tanto en regalos como bolígrafos y calendarios de cartón sino en el propio hecho de que las compañías hagan (y los médicos acepten) regalos. A partir de determinado valor, el obsequio se puede considerar directamente un soborno. Y los de menos valor, son publicidad que a menudo se entrega en la propia consulta, y seguro que entre las tareas por las que el médico recibe su salario no está la de atender a los visitadores.
Por otra parte, si tienes alguna evidencia de que los médicos, a diferencia del resto de los humanos, son insensibles a la publicidad y que cuando recetan no son influidos en absoluto por las marcas comerciales que adornan su escritorio, me gustaría verla 😉
Finalmente, es bastante triste lo que tú apuntas: los movimientos en contra son mayoritariamente estudiantiles, que es como decir «idealistas de salón». Parece que una vez se pasa a formar parte del grupo de los beneficiados, los escrúpulos morales se diluyen (aquí, como en el caso de la publicidad, los médicos tampoco son diferentes del resto de la gente).
«Primero, cuando citas la Ley 29/2006, de Garantías y Uso Racional, dices que es ilegal la entrega de obsequio».
No, no lo he dicho. Simplemente me he limitado a poner la Ley y a mostrar que han existido denuncias y condenas por su incumplimiento.
«No obstante, eso no es del todo exacto, pues el RD 1416/1994 (vigente) admite esos regalos en su artº 17, siempre «que tengan un valor insignificante y que sean irrelevante para la práctica de la medicina o la farmacia.». En cuanto al dato de los 5€, que yo sepa no existe ninguna ley, sino el «Código Español de Buenas Prácticas de Promoción de Medicamentos»¦» emitido por Farmaindustria, y donde se fija el «valor insignificante» en 30€.»
Es cierto, gracias por el dato. Estaba equivocada en la cantidad.
Sobre el efecto de estas estrategias en el médico. Está muy claro. La publicidad influye, y la publicidad con regalos más. Como bien dice trurl, ¿tú crees que organizan todas esas campañas de marketing, de visitadores médicos, de regalos, de congresos bien montados sólo por gusto? ¿Que no influyen en la prescripción del médico y lo hacen por amor al arte? Ni por asomo. Se influye en la prescripción y por eso se destina tanto dinero a ello. ¿Evidencias? Próximamente te las daré. Hay muchas y lo que me preocupa es que tú y la mayoría de médicos no las consideréis.
Vale, no dices que sea ilegal: tus palabras son «En teoría se puede denunciar». Eso, en mi pueblo, equivale a poner en conocimiento de la autoridad un ilícito 😉 Asimismo, la sentencia referenciada habla de incentivos, un «te doy estas vacaciones si usas mis stent»: un intercambio manifiesto entre ambas partes, que no tiene nada que ver con que un visitador te de una agenda de sitagliptina (qué gracia, el médico que la recibió nunca la receta).
Por otra parte, parece que el médico es menos médico por atender a esta publicidad. Sin embargo, tengo una duda… si tengo que prescribir clopidogrel, ¿qué hay de malo en que el de Bristol-Myers me publicite el Iscover (57,68 €/caja) y Sanofi haga lo respectivo con el Plavix (otros 57,68 €/caja)? Como ocurría con la atorva, cuando aún no existía como genérica. No sé, igual hay algo que se me escapa aquí y deberían prescribirse uno u otro a días alternos…
Sobre la legalidad/ilegalidad de los regalos e incentivos varios a los médicos aquí hay un post, escrito por un médico de familia (que ejerce), dónde se discute muy bien el asunto:
Y aquí otro artículo, escrito también por otro médico (que también ha ejercido) donde se pone de manifiesto la influencia de los incentivos:
http://medicinacodigoabierto.wordpress.com/2010/02/16/evidencia-de-dano-a-pacientes-y-conflicto-de-intereses-en-medicina/
¿Que estos métodos no influyen en la prescripción? Pues va a ser que no. Un ejemplo:
http://annals.org/article.aspx?articleid=727539
De todas formas, no nos tenemos que ir lejos. Está claro que cuando dos medicamentos son iguales y valen el mismo dinero, cada cual que elija el que prefiere. Pero cuando existe un medicamento genérico equivalente y barato para un medicamento de marca, ¿por qué narices muchos médicos siguen recetando medicamentos caros de marca? ¿Por qué se está despilfarrando ese dinero tan necesario? España es uno de los países de la UE dónde muchos menos medicamentos genéricos se recetan en proporción:
http://www.diariomedico.com/2009/10/14/area-profesional/sanidad/espana-a-la-cola-prescripcion-genericos
¿Puedes decirme qué razón (que no sea la influencia comercial de las farmacéuticas sobre el médico) hay tras todo este gasto innecesario?
Coño, si ahora hasta hay médicos que recomiendan Actimel para un montón de indicaciones sin demostrar porque les vino el visitador de turno contándoles sus bondades y dando los regalitos de rigor.
Ah, y un detalle que olvidé comentar: me ha hecho gracia que, de los cuatro links en contra de los pichigüilis, uno no se puede identificar, y los otros tres son de asociaciones de estudiantes (IFMSA, AMSA, MEDSIN). O sea, lo que viene siendo opinar con un amplio conocimiento de causa 😀 (y nada de peligrosos médicos 😉 ).
Lógico, una vez que los médicos están ejerciendo la mayoría entran en la espiral de regalos y terminan aceptándolo como algo normal e inofensivo (qué cosas, me suena a algo parecido entre los políticos). Y si no lo hacen y lo critican no tardan en entrar en conflicto con sus compañeros.
Me temo que discrepo. También podemos decir que a esas organizaciones estudiantiles les gusta opinar «al pedo», hablando de lo que no tienen ni idea (recuerdo algo así cuando pasé por una de ellas). Pero cuando el estudiante pasa a ejercer y ver cómo funcionan realmente las cosas, se da cuenta de que las cosas no son como se las habían contado, y no hay señores con traje y maletines intentando comprarte el alma.
Por supuesto que no tratan de comprarte el alma. Sólo tratan de que recetes sus productos. Si, para conseguir esto, hacen algo más que exponer sus ventajas para el paciente, muy probablemente te están sobornando. Porque supongo que a la coacción no llegan.
Las farmacéuticas ganan, los médicos ganan, los pacientes se van satisfechos con su receta. Y tú te preguntarás: qué hay de malo en ello?
Y yo me pregunto una vez más: por qué las farmacéuticas se gastan miles de millones en regalar pichigüilis de 5 o de 5000 euros?
En todo colectivo corrupto se observa lo mismo: los participantes declaran con todo convencimiento que lo que hacen no produce un daño significativo. Incluso a veces llegan a asegurar que es positivo para la sociedad (como dicen los mafiosos en Italia)
Y no me vale lo de que a Fulano le hicieron un regalazo a pesar de no recetar nunca el producto en cuestión. Eso es un argumento muy ingenuo. La empresa arroja sus semillas, unas germinan y otras no. Lo que le importa es el resultado global. El tal Fulano, si fuese realmente honesto, no aceptaría el regalo. Si no comprendes eso, es que has enterrado tus principios éticos porque molestaban a la hora de disfrutar de determinadas prebendas.