Colaboración con Investigación y Ciencia.
La psiquiatría, a diferencia del resto de las especialidades médicas, no puede confirmar, por ahora, sus diagnósticos con pruebas objetivas como radiografías, análisis de sangre, PCR o pruebas de detección de tóxicos. En su lugar, el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales se centran principalmente en diversos rasgos del comportamiento del paciente. Estos detalles pueden identificarse de diversas maneras. Aquellos rasgos que se recogen a través de las explicaciones de la persona afectada por un trastorno mental son los síntomas. Dentro de este grupo encontramos las alucinaciones visuales o auditivas o la narración de hechos ficticios. Por otro lado, aquellos detalles que se reconocen desde fuera se denominan signos. Ejemplos de signos serían la agitación, el temblor, la realización de tareas repetitivas y extrañas, así como diversos tipos de alteraciones del lenguaje.
En los últimos años, las particularidades en el lenguaje de las personas afectadas por trastornos mentales como la esquizofrenia han recibido una importante atención científica. Estas alteraciones suponen una gran fuente de datos que podría analizarse de forma objetiva para determinar tanto el estado mental del individuo como su riesgo de desarrollo de brotes psicóticos, la aparición de conductas violentas o, incluso, el peligro de suicidio. Los investigadores Cheryl Corcoran, profesora asociada de psiquiatría de la Escuela Icahn de Medicina en Mount Sinai, y Guillermo Cecchi, director del grupo de Psiquiatría computacional y Neuroimagen en el Centro de Investigación Thomas J. Watson en IBM, explican, en la revista Biological Psychiatry: Cognitive Neuroscience and Neuroimaging, cómo el análisis automático del lenguaje y del discurso puede ser una herramienta para identificar la psicosis y otros trastornos. En dicha revisión analizan cuáles son los conocimientos y avances que se han logrado hasta ahora.
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