Día sí y día también, escuchamos, leemos u observamos en prácticamente cualquier medio de comunicación las bondades de un nuevo fármaco u otro tipo de tratamiento en investigación que promete curar enfermedades incurables o difícilmente curables. Algunos llegan más lejos y no se cortan en decir que será una cura definitiva frente a la enfermedad «X». Mientras la esperanza de miles o millones de enfermos está en vilo, pasan los años y ya nunca más se vuelve a saber qué fue de ese tratamiento prometedor. ¿Por qué?
Hoy vamos a conocer la cruda realidad que se encuentra tras el desarrollo de fármacos y que, en la mayoría de casos, también puede aplicarse a tratamientos no farmacológicos. Esa cruda realidad que muchos no conocen ni ven porque los medios de comunicación los tienen embelesados constantemente con fármacos prometedores como si fueran algo a la orden del día. Para comenzar, tenemos que tener muy claro que el descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos es un proceso enormemente costoso, muy muy lento y, en la mayoría de las ocasiones, lleno de dificultades y fracasos. A rasgos generales, el descubrimiento y desarrollo de nuevos fármacos tiene los siguientes osbtáculos:
El coste que supone desarrollar un fármaco, desde su descubrimiento hasta su comercialización, es de centenares de millones de euros. Esto cierra las puertas a gran cantidad de empresas que no se pueden permitir pagar un dineral así para su desarrollo, aunque pueden recurrir a las grandes farmacéuticas para llegar un trato y desarrollar conjuntamente un fármaco.
De media, desde que se descubre un posible principio activo interesante hasta que se desarrolla el fármaco y se comercializa pasan 15 años. El proceso es sumamente lento, tanto por el tiempo necesario de desarrollo como los pasos necesarios para asegurarse de la seguridad del fármaco. El gran inconveniente es que en ese tramo de tiempo una gran cantidad de personas no habrá podido beneficiarse de su uso y, según si padecen determinadas enfermedades, estarán muertas cuando la comercialización llegue.
El proceso de descubrimiento y desarrollo de fármacos es una tarea terriblemente difícil e ineficiente. Por lo general, el arduo y largo camino es así (click para ampliar):
De 100.000 compuestos que hemos estudiado inicialmente, hemos elegido 100 candidatos. Al final, sólo 1 llegará a ser eficaz y seguro en humanos y se comercializará. El resto se quedarán en nada, bien porque no sean efectivos o seguros in vitro/animales, bien porque no sean efectivos o seguros en seres humanos o bien no aportan nada adicional frente a los fármacos ya comercializados.
Por esa sencilla razón, la inmensa mayoría de fármacos en investigación que anuncian los medios de comunicación como prometedores se quedarán en el camino. Si se trata de fármacos en fase de investigación in vitro o en animales, de media sólo un 5% de ellos será útil en humanos y alcanzará la comercialización. Si, por otro lado, los fármacos están en la primera fase clínica, sólo el 10% llegará a buen puerto. Y ya, conforme se vayan pasando con éxito las distintas fases de los ensayos clínicos podremos ir aumentando sustancialmente las probabilidades de que realmente estemos ante un fármaco o tratamiento exitoso.
La realidad es que sacar un nuevo fármaco que sea efectivo y seguro es muy difícil y poco frecuente. Aún así y aunque parezca imposible, de cuando en cuando surgen fármacos importantes que hacen avanzar pasito a pasito la medicina (y muchos casi por sorpresa). La moraleja de este artículo es simple: No es buena idea lanzar las campanas al vuelo por un fármaco hasta que éste no pase a ser comercializado (y, aún así, tendremos algún que otro susto). Si depositamos nuestras expectativas en estudios preclínicos y clínicos en fases tempranas probablemente saldremos defraudados, con las esperanzas rotas y con la sensación de que los medios de comunicación, que nos venden la cura del cáncer y del SIDA cada dos meses, se están riendo de nosotros.
Si desean conocer un poquito mejor como es ese complejo proceso de desarrollo de fármacos, les recomiendo el vídeo «Desde la molécula hasta la medicina» donde se cuenta muy bien en qué consiste este mundillo lleno de intrigas:
Porque después de las pruebas con ratas (animal más habitual por facilidad de manejo y de control), hay pruebas con el individuo problema (humanos) que duran entre 3 y 5 años, resultando fallidas cerca del 60%.
En realidad de todas las investigaciones que se crean, no llegan al final más del 10% con miles de millones gastados de por medio.
PD: Magnífico artículo
La verdad es que aun después de esa explicación siento que los medios de comunicación se están riendo de nosotros… Es increíble la cantidad de reportajes que realizan a los supuestos compuestos milagrosos, siendo algunos de ellos verdaderos fraudes para sacarle dinero a la gente desesperada y aun así les hacen publicidad…
El periodismo de mi país me tiene profundamente decepcionado..
Así es…
Un gran artículo que devuelve tanta fe a la ciencia como le quita al periodismo.
En fin…así está el patio…
Perfecta entrada, Shora 🙂 La verdad es que, para los que estamos del lado de dentro de la ciencia (me incluyo orgulloso 😛 ), es obvio que nos enteramos de las cosas importantes por las publicaciones científicas, no por los telediarios. De lo cual sacamos el corolario de que, si algo sale en el telediario, cuando menos está traído por los pelos. Es como esa frase del Camarada: Si una noticia contiene números, descártenla inmediatamente: seguro que es falsa/incorrecta/sesgada.
Por mi paso por Soitu descubrí a muchos buenos periodistas especializados en salud y medicina que hacen muy buenos artículos. El problema es que son una minoría. La mayoría de artículos escritos sobre esos temas los hacen gente no especializada, con prisa y sin apenas una base lo que lleva a resultados, en bastantes ocasiones, nefastos.
Todo esto tiene su causa en que los periodistas reciben una formación casi exclusiva de letras y la formación periodística en ciencia queda apartada como una optativa.
jajaja, pues sí, tiene mucha razón el camarada. Hay que andarse con mucho ojo cuando un artículo tenga números. Malaprensa puede dar fe de ello.
es curioso, te quejas del periodismo y tú mismo pones un cuadro que debes haber sacado de una farmacéutica…
donde pone explícitamente «pruebas con animales», porque hay muchos grupos ecologistas que tienen ese cuadro pero con estadísticas de cuántos son sacrificados y qué especies. pero, supongo que no lo pones para reforzar tu artículo…
si quieres criticar… mójate como un crítico…
El gráfico pertenece a un libro de farmacología (de enseñanza) que he traducido. Por tanto, no es de una farmacéutica. En la referencia de abajo sale. Y, hombre, no sé qué cuadro habrás visto tú, pero en él no sale explícitamente pruebas con animales, pone pruebas preclínicas (y éstas son in vitro/animales)
No suelo hacer críticas injustificadas y absurdas. Y la experimentación en animales es estrictamente necesaria para el desarrollo de fármacos. Los grupos ecologistas que se niegan a ello lo hacen porque simplemente no tienen ni idea de lo que ocurriría de no utilizarlos.
Por otro lado, en esta entrada se habla sobre lo difícil que es obtener un fármaco efectivo y seguro en humanos, ¿por qué me tengo poner a criticar en medio del artículo y sin venir a cuento los experimentos en animales? ¿Porque a TI te molestan? Pues te aguantas. Así de claro.
Porque el único tratamiento prometedor está en la mente de los enfermos.
Se te olvida el principal motivo, aquel por el que la mayoría de los remedios nunca ven la luz.
Tras gastar millones en investigación, a las farmacéuticas no les interesa lo más mínimo comercializar fármacos que «curen». Así que esos descubrimientos se quedan en el cajón y comienza la búsqueda de un sustitutivo capaz de hacerte dependiente por el resto de tu vida, como la insulina de los diabéticos o el spray de los asmáticos.. eso sí es rentable 🙁
Josiko, yo seguiría avanzando en la escala de responsabilidades…
Directamente yo diría que el principal motivo es que la gente somo tú sois unos egoístas irresponsables ya que disponiendo de evidentes y clarísimas pruebas en contra de las farmacéuticas no las denunciáis por miedo.
Por favor, haz un favor a la humanidad, presenta todos esos datos que nos ocultas a los demás y mételes un buen puro a las farmacéuticas para que aprendan! Por cada mala práctica de una farmacéutica que pierdan 10 patentes, así seguro que avanzaba la cosa…
Mi yo idealista dice «buena contestación», pero mi yo pragmático dice que, muy seguramente, haya una buena parte de verdad en lo que dice Josiko. Desde luego, no creo que sea una práctica habitual el archivar «curas» para enfermedades, entre otras cosas porque, como dice el artículo, no se descubren medicamentos con la mísma facilidad que se encuentran níscalos en el monte. Ahora bien, desde el punto de vista empresarial, si yo fuese un directivo de una farmacéutica y debiese escoger entre invertir en buscar una «cura» para lo que hoy es una enfermedad crónica o invertir en desarrollar un tratamiento paliativo… lo tengo claro. Si, mientras tanto, algún otro laboratorio parece que va a descubrir la «cura» cuando yo ya he invertido un pastón, pues busco la forma de que no la encuentre. Con los millones de euros, cuando se cuentan de mil en mil, no se juega.
Después de todo, con las farmacéuticas, al igual que con toda otra actividad motivada por la codicia, tenemos amplia evidencia de comportamientos que van desde lo dudosamente ético hasta lo indudablemente criminal.
Más o menos es así, pero con unos matices. Es cierto que no se suspende el desarrollo de un fármaco porque este haya resultado ser una cura para una enfermedad (en las fases clínicas hay muchísima gente externa a la farmacéutica implicada y sería imposible parar su desarrollo sin represalias y sin que saltara a los medios de comunicación. Además, el desarrollo de una cura para algo incurable hoy día daría una muy buena imagen de marca de tu compañía, las inversiones en bolsa se dispararían y haría mucha pupa a las restantes farmacéuticas que vendieran tratamientos crónicos de la enfermedad que no era curable (también en la tuya si los vendes, pero lo amortizarías).
Pero lo que sí es cierto es que los tratamientos suelen ir enfocados en ser crónicos antes que curativos. Al principio del desarrollo, cuando planeas la de estrategia de fármacos a investigar es un dato a tener en cuenta (obviamente, se gana mucho más con un fármaco de uso crónico que uno de curativo). Sin embargo, hay otra razón más. Conseguir un tratamiento crónico efectivo es muy difícil, pero lograr un tratamiento curativo de algo que hasta el momento no tenía cura es muy muy muy muy difícil. Por lo cual, las farmacéuticas se centran más en objetivos realistas que saben que puedan salir adelante. Esto lo hemos visto con el desarrollo de posibles vacunas contra el VIH que se han quedado en nada. Intención de curar el SIDA (o prevenirlo) hay, la cuestión es que es tan jodido que, naturalmente, las farmacéuticas se centran más en tratamientos crónicos que saben que tienen más garantías de éxito (desde el lado de efectividad y del económico).
Un periodista tiene una formación de Letras y sabe documentarse y escribir un artículo. El problema: si se encuentra con un jefe que le pide los artículos YA, no le paga dietas por desplazamiento y el sueldo no llega a los 1000 euros, el periodista termina documentándose a toda prisa por Internet, tirando de agencias, de teletipos, de llamadas telefónicas y sin poder escribir con calma. En un blog escribes sin prisa, te documentas y normalmente sueles hablar de lo que conoces, lo que has estudiado, etc. El periodista trabaja contrarreloj y luego le toca aguantar las críticas.
Por otra parte, hay algo bueno que se está haciendo en la blogosfera científica: divulgar y difundir. Hace poco, Sonicando se marcó un estupendo artículo sobre la génesis del cáncer y la Dra Jomeini se ha currado unos cuantos artículos interesantes sobre las preguntas más frecuentes que se hacen los pacientes a la hora de ser anestesiados, por poner dos ejemplos cercanos. Esto lo veo beneficioso para el público en general (se entera de cómo son las cosas, explicado en un lenguaje llano y sencillo) y para los periodistas (se enteran también y tienen la posibilidad de contactar con quien lo escribió para documentarse más y mejor)
Eso por no mencionar lo de que «se descubre cura contra el cancer» es casi como una tontería teniendo en cuenta el número de tipos de cáncer distintos, que normalmente se refiere a un caso en concreto y en circunstancias muy controladas y se quiere vender como una solución global…
Pues sí, Manolito, has dado en el clavo. El cáncer no es una enfermedad, son muchas, más de 200. Cuanto más se conoce del cáncer más se sabe que cada tipo de cáncer es muy diferente de otro. Por eso es una quimera encontrar una cura global contra el cáncer.
Cuando el humano se encuentra ante el misterio o la muerte tiende a desviar el pensamiento hacia otros factores o lugares o cualquier otra cosa.-(ejemplo burdo: el que hace chistes en un velatorio).–
Esto creo se da en el caso en vista.-los tratamiento prometedores dejan de serlo salvo excepciones porque la practica como dijo Einstein, es la partida de defunción de todas las teorías.-
EL maldito cancer no existiría si la mente humana supiera como curarlo.-Como dejo de existir la polio, como se logró realizar transplantes de organos, como se borro casi del mapa la viruela,
Falta mucha genética y proteomica.-conocer mucho más los ladrillos para poder arreglar la casa.-
Es cuestión de tiempo y dinero que cada vez vayamos conociendo mejor nuestra propia casa. No sé si alguna vez conoceremos todos sus secretos pero lo importante es andar el camino.
Un articulo estupendo y el debate en los comentarios sobre medicamentos rentables y curativos tambien tiene su miga.
Pero voviendo al tema planteado en el post, considero que viene de perlas para mejor combatir las pseudomedicinas, en particular los preparados homeopaticos que se venden tambien en farmacias y degradan, con su mera contiguidad en el mismo local, a los medicamentos autenticos y todo el protocolo que los respalda para llegar a figurar en las estanterias. Y visto lo visto, hasta casi puede comprenderse, aunque no aceptarse, la institucionalizacion de los visitadores medicos dedicados a halagar/comprar la «simpatia» de los facultativos.