Colaboración con eldiario.es.
El 9 de marzo, la planta nuclear de Chernóbil se quedó sin suministro eléctrico como consecuencia de las acciones militares rusas en Ucrania. La central nuclear requiere energía para refrigerar los desechos radiactivos, y ahora depende de generadores de emergencia que funcionan con diésel, de capacidad limitada. Mientras se pedía un alto el fuego en la zona de Chernóbil, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) lanzaba un comunicado tranquilizador en el que negaba un impacto crítico en la seguridad de las instalaciones. Pero Chernóbil, sumado al ataque a la central de Zaporiyia hace más de una semana, ha disparado la preocupación en la población europea sobre una posible catástrofe nuclear. Y, a la vez, ha multiplicado las ventas de complementos dietéticos o medicamentos con yoduro de potasio.
Este fenómeno se ha dado en varios países de la Unión Europea, entre ellos España. En algunos lugares informan incluso de desabastecimientos de este producto tras el aumento de la demanda de consumidores preocupados por la liberación de yodo radiactivo que pueda poner en riesgo su salud. ¿Pero existen razones que respalden este comportamiento?
Saturar la tiroides
La tiroides, una glándula con forma de mariposa localizada en el cuello, se encarga de producir las hormonas tiroideas T3 (triyodotironina) y T4 (tiroxina), que están involucradas en multitud de procesos en el cuerpo humano como el metabolismo de diversas moléculas o el desarrollo y maduración de varios tejidos, como los huesos o el cerebro. Para generar estas hormonas, la tiroides requiere de yodo, que se obtiene principalmente de los alimentos.
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