Colaboración con eldiario.es.
Las reuniones familiares, de empresas y de amigos que acompañan las celebraciones navideñas anticipan un aumento en los contagios de SARS-CoV-2, con cierta incertidumbre sobre hasta qué punto la alta tasa de vacunación en España limitará el impacto sobre el sistema sanitario. Por ahora, se espera que los casos confirmados de COVID-19 sigan incrementándose durante las próximas semanas y serán las autoridades de cada comunidad autónoma y del Gobierno las que decidan si se tomarán medidas adicionales para frenar la transmisión del virus, más allá de la aplicación de terceras dosis y la reciente aprobación de la vacunación de los niños de entre 5 y 11 años.
Ante este panorama, ya se está notando un repunte en la compra de autotest de antígenos en algunas zonas de España para identificar posibles infecciones por el SARS-CoV-2 antes de los eventos. Además, en la Comunidad de Madrid, cada ciudadano podrá acceder a partir del 15 de diciembre a un test de antígenos gratuito en las farmacias. Desde que se aprobó la venta sin necesidad de receta de las pruebas de autodiagnóstico en nuestro país el pasado julio, estas han ido reduciendo progresivamente su precio. En la actualidad, se pueden encontrar test de antígenos en las boticas con un precio individual que oscila entre los 3 y los 6 euros y que permiten tener resultados en 15-20 minutos tras tomar muestras de la mucosa nasal o de saliva.
¿Cuál es la evidencia científica actual sobre los autotest de antígenos?
Desde que se comercializaron al principio de la pandemia, los test rápidos de antígenos han mejorado de forma considerable su sensibilidad (la capacidad para detectar casos positivos de coronavirus) y su especificidad (la capacidad para descartar casos negativos). Así, mientras las pruebas de primera generación tenían sensibilidades que oscilaban entre el 34% y el 80%, los de segunda pueden ofrecer sensibilidades superiores al 90% y especificidades por encima del 97%. Esto llevó a que instituciones sanitarias como la OMS, que desaconsejaron inicialmente estas pruebas con fines diagnósticos durante meses, terminaran reconociendo su valor para ayudar al rápido diagnóstico de COVID-19 en una fase temprana de la enfermedad con síntomas o en personas asintomáticas en contacto con un caso positivo confirmado, especialmente en zonas con alta transmisión.
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