Colaboración con eldiario.es.
El remdesivir está siendo el fármaco experimental contra la COVID-19 más mediático y controvertido en esta pandemia. En los dos últimos meses, este medicamento antiviral se ha montado en una montaña rusa de decepciones y esperanzas, con numerosas especulaciones y rumores sobre su eficacia terapéutica. Un reciente y gran ensayo clínico del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas (NIAID, en Estados Unidos), que arroja resultados preliminares sobre el remdesivir (sin publicar todavía), vuelve a poner en la palestra a este compuesto. No solo porque este estudio genere aún más dudas sobre su potencial utilidad, sino porque pone de manifiesto los complicados dilemas éticos a los que se enfrentan los profesionales sanitarios.
¿Es ético interrumpir un ensayo clínico antes de tiempo si se observa cierto beneficio, aunque sea pequeño y dudoso, del fármaco experimental para tratar con éste a las personas del grupo placebo? ¿Y si la interrupción de ese ensayo impide saber realmente cuál es su eficacia real y sus posibles efectos secundarios, lo que significaría poner en riesgo a las personas que vayan a ser tratadas en el futuro con el medicamento? Todas estas cuestiones están surgiendo y seguirán apareciendo a lo largo de los próximos meses cuando los ensayos clínicos sobre tratamientos contra la COVID-19 vayan avanzando y dando resultados preliminares. De hecho, esto ya ha ocurrido con el gran ensayo clínico del NIAID sobre el remdesivir.
Según los resultados de este estudio, en el que se reclutó a más de 1.000 afectados por COVID-19, no existen evidencias de que el remdesivir salve vidas: el 11,6% de los pacientes en el grupo placebo falleció en comparación con el 8% de aquellos tratados con el antiviral. Son diferencias pequeñas y no estadísticamente significativas que podrían deberse al azar. Sin embargo, los investigadores sí encontraron un hallazgo prometedor: los individuos tratados con remdesivir dejaron de necesitar oxígeno o salieron del hospital a los 11 días de media, cuatro días antes que el grupo placebo.
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