Colaboración con Hipertextual:
Los transposones, también llamados elementos genéticos transponibles, son unas secuencias de ADN extremadamente curiosas. No solo por su peculiar comportamiento en el genoma, sino también por la singular historia que rodeó su descubrimiento. La científica estadounidense Barbara McClintock llevaba décadas estudiando la genética del maíz y había algo que le llamaba poderosamente la atención: la gran variedad de colores que podían presentar los granos de maíz en una sola mazorca. ¿Cómo era posible que existiera tal riqueza de colores cuando originalmente el material genético presente en todas las células de la misma mazorca debería ser el mismo?
Entre los años 1940 y 1950 McClintock descubrió que este fenómeno se debía a que los genes responsables de los colores se activaban o desactivaban debido a la acción de unos elementos muy peculiares y «traviesos», los transposones. McClintock descubrió que los transposones tenían la habilidad especial para saltar de aquí a allá por el genoma del maíz al azar, provocando cambios imprevisibles en el ADN de cada célula. Como si dejaras a gatos solos frente a un árbol de Navidad, era imposible saber qué consecuencias podían ocurrir debido al comportamiento de los transposones sobre el ADN. Precisamente por esta habilidad a estos diablillos genéticos también se les conoce cariñosamente como genes saltarines.
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No tenía idea de estos genes, esta breve lectura me recordó de que cuando en la ciencia se descubre algo surgen más preguntas que respuestas
Desde luego. Y, muy a menudo, las preguntas mejor planteadas son las que hacen avanzar a la ciencia.
Muy interesante. Gracias por compartirlo.