Colaboración con eldiario.es.
Este miércoles nos estrenamos con la primera ola de calor del verano en España. Lamentablemente, todo indica que cada vez serán más y peores las que tendremos que sufrir en el futuro. El cambio climático, debido al incremento de gases de efecto invernadero en la atmósfera, está provocando que las olas de calor no sólo sean más frecuentes sino también más intensas en todo el mundo. Los efectos de tales picos máximos y transitorios de temperatura se hacen notar a múltiples niveles: en los ecosistemas, en nuestras sociedades… y en nuestra salud. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que el cambio climático provocará, directa o indirectamente, alrededor de 250.000 muertes adicionales entre los años 2030 y 2050. De ellas, 38.000 se darán en ancianos debido a la exposición al calor excesivo.
Detrás de las olas de calor hay peligros que prácticamente todos conocemos. Así, por ejemplo, múltiples estudios epidemiológicos en diferentes lugares del mundo han identificado una relación proporcional directa entre los incrementos de las temperaturas climáticas y ascensos en la mortalidad. Esto se da especialmente entre ancianos, niños y enfermos crónicos (diabéticos e hipertensos, entre otros). Son grupos especialmente vulnerables a las extremas temperaturas debido a su dificultad para regular su temperatura y, por tanto, tienen mayor riesgo de sufrir un golpe de calor o shock térmico. Se trata de una urgencia médica grave, con riesgo de muerte si no se actúa rápidamente, y suele manifestarse inicialmente con pérdida del conocimiento, letargia, confusión, calambres, mareos, dolor de cabeza…
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