Los patinazos de los Nobel de Ciencia (I)


No hay mayor reconocimiento social y científico en el mundo para un investigador que el hecho de recibir el Premio Nobel. Conseguirlo no sólo aporta el prestigio máximo del mundo de la ciencia sino que, en muchos casos, la persona pasa de ser casi un completo desconocido a una autoridad pública encumbrada por los medios de comunicación. Que los Nobel elevan a sus premiados al Olimpo de la Ciencia no es, en cierto modo, una exageración: Sus discursos y afirmaciones pasan al plano público con una autoridad casi divina. Sin embargo, a menudo se nos olvida que, pese a ser personas sobresalientes en campos concretos de la ciencia, siguen siendo tan humanos como nosotros, lo que incluye la humana propiedad de equivocarse, incluso estrepitosamente.

La ciencia en sí misma reniega del argumento de autoridad, pues son los hechos, las pruebas y los experimentos los que dan el peso de una afirmación. Si hoy en día un pobre becario científico aportase las pruebas suficientes para reformar la teoría de la relatividad ni mil Eisteins podrían rebatirle. Y eso es lo bonito de la ciencia, que en buscar la verdad todos valemos lo mismo. Por eso resulta especialmente paradójico que los medios de comunicación y la sociedad en general otorguen una autoridad intocable a los Nobel de Ciencia (aun cuando hablan sobre temas que no son de su especialidad), algo que dista mucho del «espíritu» científico. Como veremos a continuación, ser Nobel no te hace inmune a caer en los más sonoros patinazos.

Kary Mullis y el negacionismo del sida

Kary MullisEl estadounidense Kary Mullis es premio Nobel de Química por la invención de la reacción en cadena de la polimerasa, más conocida por sus siglas: PCR. La PCR ha resultado vital para el desarrollo exponencial de la genética y la genómica, al permitir obtener grandes cantidades de fragmentos de ADN en muy poco tiempo.

Mullis es también muy conocido por otra faceta muy distinta y polémica: es negacionista del SIDA. Según sus declaraciones, el virus del VIH es un virus inofensivo que no produce SIDA y la propia técnica que él desarrolló, la PCR, no es útil para diagnosticarlo. En 1993, el químico nos ofrecía esta peligrosa perla de «sabiduría»:

«Si hay alguna evidencia de que el VIH causa el sida, deben existir documentos científicos que de manera singular o colectivamente demuestren ese hecho, al menos con una elevada probabilidad. No existen tales documentos.»

Lo cual estaría muy bien si no fuera porque no es verdad y ya en aquella época abundaban datos científicos que respaldaban de forma rotunda el virus del VIH como causa del SIDA. Mullis defiende la hipótesis de Peter Duesberg según la cual el SIDA tiene una causa tóxica, principalmente debida al consumo de drogas. También afirman, sin ruborizarse, que el propio tratamiento contra el SIDA puede ser causante de SIDA.

El complot conspiranoico tampoco falta en esta historia y Mullis piensa y proclama a los cuatro vientos que la razón por la cual se considera erróneamente que el VIH es el causante del SIDA es por la enorme presión que ejercen las farmacéuticas en el asunto. El Nobel también es disidente en cuanto a temas científicos de contaminación atmosférica, negando que el calentamiento global se deba a la quema de combustibles fósiles o que los gases CFC dañen la capa de ozono.

Luc Montaigner y la homeopatía

Luc MontagnierEl médico francés Luc Montaigner recibió el premio Nobel de Medicina en 2008 por el descubrimiento del VIH como causante del SIDA. Además, como buen descubridor del VIH, también ataca sin clemencia a los argumentos de los negacionistas del SIDA. Por todo lo anterior, no resulta de extrañar que nuestro Nobel patinante, Kary Mullis, y Montaigner se profesen un gran «amor» que exhiben en público mediante críticas entre ellos.

Además de lo anterior, Montaigner también es especialmente famoso por ser defensor de la homeopatía. En 2009, la fundación con su nombre, realizó un extraño experimento aplicando la metodología y el equipamiento patentado por Jacques Benveniste, famoso por la realización de delirantes experimentos para demostrar la memoria del agua y por la manipulación flagrante de resultados para defender a la homeopatía.

Según los resultados del estudio, Montaigner afirmaba que disoluciones con ADN de bacterias y virus dañinos, podían emitir ondas de radiofrecuencia que inducían en las moléculas de agua de alrededor un ordenamiento en nanoestructuras. Además, también afirmaba que el agua podía recordar estas propiedades incluso después de que las moléculas disueltas se hubieran diluido en extremo hasta el punto de desaparecer, respaldando así la memoria del agua.

El estudio salió en una revista científica de chichinabo, de escasa relevancia y recién creada (Interdisciplinary Sciences–Computational Life Sciences) y contenía garrafales errores metodológicos, además de especulaciones vagas y exageraciones varias. Lo cual no ha sido ningún impedimento para que los defensores de la homeopatía se agarren al estudio de Montaigner como a un hierro ardiendo al, según ellos, haber demostrado el mecanismo de acción de la homeopatía.

Y, así, Montaigner se convierte en uno de los ejemplos más llamativos de que puedes atacar la mala ciencia por un lado (el negacionismo del SIDA) y caer de lleno en ella por otro (la homeopatía). Así de divertida y rocambolesca es la vida de algunos Nobel.

Linus Pauling y la medicina ortomolecular

Linus PaulingLinus Pauling fue toda una eminencia científica del siglo XX. No sólo ganó el premio Nobel de Química en 1954 por descubrir la naturaleza de los enlaces químicos, sino que también ganó, más tarde, el Nobel de la Paz por posicionarse en contra de las pruebas nucleares terrestres.

Linus Pauling fue un fuerte defensor de los beneficios de las vitaminas, sólo que con una visión un tanto peculiar. Además de los indispensables efectos de las vitaminas para el ser humano (con aparición de graves enfermedades por carencias), Pauling defendía el consumo elevado de éstas para potenciar su efecto beneficioso y acuñó el término medicina ortomolecular, convirtiéndose así en el inventor de esta pseudomedicina alternativa actual.

Su «musa» de entre todas las vitaminas fue, sin duda, la vitamina C. Allá por dónde pasaba no dudaba en difundir las supuestas bondades de la vitamina C a altas dosis ya fuera en cáncer, resfriados, alergias o lo que se terciara. Eso motivó que muchos de sus compañeros científicos le acusaran de charlatanería.

Muchas de esas afirmaciones llegan hasta nuestros días. De hecho, muchas de las creencias populares que existen en la actualidad sobre las bondades de la vitamina C a altas dosis tienen su origen en Pauling, como el archiconocido mito de que tomar mucha vitamina C previene el resfriado, lo cual se ha demostrado que es falso.

Desafortunadamente, Pauling no tenía razón sobre los efectos beneficiosos de altas dosis de vitaminas. Como se ha ido demostrando, un exceso en el consumo de vitaminas puede ser realmente perjudicial, aumentando el riesgo de padecer enfermedades, especialmente en casos de vitaminas liposolubles (como la vitamina A) que tienden a acumularse en el organismo. Como prácticamente todo en medicina, el beneficio se encuentra en el equilibrio.

En la próxima parte detallaremos más casos de patinazos científicos ilustres.

PD: Muchas gracias a Jose Miguel Mulet por ser fuente de inspiración y ayuda en el artículo.

19 comentarios sobre «Los patinazos de los Nobel de Ciencia (I)»

  1. La famosa Falacia de autoridad, muchos, en especial los periodistas, creen que alguien que sabe mucho de un tema los maneja todos. Te faltó el conocido racismo de J. Watson

    1. O la falacia de autoridad llevada al absurdo: los actores y cantantes como jueces políticos.

      Lo del racismo de Watson es más una cuestión de frivolidad, torpeza y corrección política, mezclada con la falacia estadística: «los escandinavos son rubios» no es interpretado como «todos los escandinavos son rubios», pero «los africanos no son tan inteligentes como los demás humanos» se interpreta como «todos los africanos son menos inteligentes que los demás humanos». El mismo Watson dice en la entrevista de marras que hay africanos con un gran talento, aunque también aporta como soporte para su hipótesis que «mucha gente que trata con empleados negros se encuentra con que esto no es cierto» [que los negros sean igual de inteligentes que los blancos] Ya, y una amiga me dijo el otro día en la peluquería…

      Pues sí, aunque los Nobel sean una especie de santificación, no otorgan la infabilidad, que en este mundo sólo corresponde al Papa. (Como ya tenemos santos, por qué no continuamos por ese camino y nombramos un Papa científico? Alguien a quien la gente común y los periolistos puedan refererirse diciendo «este no se equivoca», en lugar de crear confusión con múltiples santos que pueden contradecirse.)

      1. Tampoco he decidido, al final, incluir a Watson por una razón importante: El hombre está muy mayor y no tiene la lucidez de una persona normal en estos últimos años. Probablemente ha dicho muchas cosas que no hubiera dicho siendo más joven (o quizás no, pero por lo que me han dicho de sus últimas apariciones en público merece el beneficio de la duda).

  2. Os recomiendo un libro de un premio Novel, casi muero de la risa leyéndolo en el metro:
    «¿Está usted de broma sr. Feynman?» Se rie hasta de su sombra.

  3. Pingback: awebados.com
    1. Es una aproximación para conseguir algún día la creación de vida artificial pero lo conseguido no es, ni mucho menos, vida artificial, pues todos los componentes menos el ADN proceden de una bacteria natural. Tiene mucho mérito, pues es muy difícil construir artificialmente todo el genoma de una célula, pero es uno sólo de los pasos necesarios para crear toda una célula que es algo mucho más complejo.

      También tiene el peligro de que cómo se «crea» artificialmente el genoma pueden existir posibilidades de patentes sobre organismos vivos y ahí puede haber muchos intereses.

  4. En el blog Historias de la Ciencia, anatomía del fraude científico, tienes la historia de otro premio Nobel que podría completar tu entrada. La historia está contrastada y bien contada en este blog.
    http://www.historiasdelaciencia.com/?p=294

    El implicado es David Baltimore, rector de la Universidad Rockefeller, en Nueva York y Premio Nobel de Medicina de 1975. Al parecer una becaria llamada Margot O»™Toole publicó un trabajo bien hecho que contradecía el suyo (uno en el que figuraba su nombre) y no le gustó a David Baltimore. Aprovechando su poder y prestigio del premio, amargó a la pobre Margot casi acabando con su carrera científica, hasta que otros colegas de él le dieron la oportunidad a Margot de mostrar que siempre había tenido razón y le frenaron los pies. Una vergüenza y un comportamiento poco digno.

    No es exactamente igual que los tres que comentas, pero sí es una prueba de que dar confianza a alguien solo porque en un momento fué tan bueno como para ganar el premio Nobel no es en absoluto científico. Una becaria pudo demostrar más integridad y compromiso con la ciencia que este señor. Creo que es una heroína de la ciencia moderna. Allí hay muchas cosas que comentar: rechazo de la mujer científica frente al hombre (tenemos los casos de Watson y Crick frente a Rosalind Franklin, a la que olvidaron deliberadamente pese a que probablemente deberían haber compartido el premio con ella. También tenemos el abuso de un experimentador senior frente a un becario o un aspirante. Muchas veces los responsables de una idea o de un trabajo no se llevan el mérito que se merecen porque grandes pesos pesados que simplemente siguen ahí como directores y se los arrebatan.

    En fin, ganar el Nobel no te convierte en un genio en todo tipo de asuntos. Así Einstein era solo un buen físico, pero sus consejos sobre la humanidad son tomados como revelaciones de un profeta. Están bien, tiene un gran componente humanitario, pero no es a lo que se dedicaba, simplemente tuvo la oportunidad de divulgar sus pensamientos. Sucede también que los periodistas siempre preguntan por temas que no vienen a cuento. Así por ejemplo algunos músicos a los que preguntan por política tienen la decencia de contestar que Bill Clinton les parece un saxofonista mediocre,por ejemplo, sin entrar a juzgar otras cosas de las que obviamente no saben y no tienen por qué arrastrar a sus seguidoes hacia una ideología determinada.

    En cuanto al Nobel de la Paz, ver a Hitler y a Stalin nominados es un indicativo de que no son infalibles.

    Es interesante la historia de Le Duc Tho (Vietnam del Norte) que rechazó el premio concedido junto con su homólogo en las negociaciones Henry Alfred Kissinger con gran integridad: seguían en guerra, luego no se consideró merecedor de un premio por sus negociaciones de Paz. A Kissinger esto no le importó. Además se le considera instigador de varios genocidios, golpes de estado y otras cosillas, suficiente como para haber renunciado al premio.
    http://es.wikipedia.org/wiki/Henry_Kissinger

    1. El caso de Rosalind Franklin es muy distinto del de Margot O»™Toole.

      A pesar de que es obvio que Rosalind Franklin hizo una aportación básica al descubrimiento del dna, la verdad es que su aportación no va más allá de haber tomado la foto que le permitió a Watson deducir la doble hélice.
      Su mala relación con sus compañeros era culpa de ella y de su formación, no de sus compañeros.
      Por otro lado, nunca sabremos si le hubiesen dado o no el nobel también porque ya estaba muerta cuando se lo dieron a Watson, Crick y Wilkins.

      Dejo un par de enlaces (el segundo en catalán) sobre el tema:

      http://lectoracorrent.blogspot.com.es/2009/07/rosalind-franklin.html

  5. Curioso artículo, divertido y ameno. Y que demuestra una gran verdad: «Errar es de sabios… equivocados» 😉

    No conocía yo estas anécdotas en concreto, y me ha resultado fascinante sobre todo la de Montaigner. Cómo es posible que en pleno siglo XXI la gente siga creyendo en estas tonterías… y más aún cuando se es una «autoridad» en la materia (después de todo, el tipejo en cuestión es médico).

    Así nos va.

    Miau
    Pd.- La «autoridad» lo dice todo, sea con palabras o sea con acciones. Así tenemos ahora que en España nuestra querida nueva ministra de Sanidad lleva una pulserita «mágica» de esas que curan todo. Viva la «autoridad»

  6. Shora, acabo de leer algo sobre una nueva vacuna contra la malaria descubierta por Patarroyo… pero me saltan las dudas, las vacunas que él había propuesto en el pasado fueron totalmente inútiles, y su nuevo descubrimiento lo reportan pobremente un puñado de diarios (y principalmente colombianos).

  7. Muchas gracias, Shora, un artículo fantástico y un tanto…¿divertido? 😀

    Aunque también nos has desvelado una realidad oculta, el alza que te supone el recibir un premio Nobel, dando por hecho que estos hombres y estas mujeres (que seguro que también habrán patinado en más de una ocasión) se convierten en seres casi intocables, irrefutables e irrebatibles. Como bien has dicho estas personas son expertas en su tema, pero casi siempre tan inexpertas en otros como la mayoría de los «mortales».

    Lo dicho, ha estado genial Ü

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