Colaboración con Investigación y Ciencia.
El corazón humano es, a grandes rasgos, un tubo muscular enrollado de forma helicoidal, como una toalla que se enrolla sobre sí misma. Este plegamiento particular, que se produce por rotación y torsión, tiene lugar durante la fase embrionaria y es determinante en el bombeo eficiente de la sangre por este órgano. La mayor contribución del cardiólogo español Francisco Torrent Guasp fue precisamente el descubrimiento y la descripción del característico enrollamiento muscular de los ventrículos del corazón. Su trabajo lo convirtió en uno de los científicos más relevantes en la investigación de la anatomía y estructura del corazón, hasta el punto de ser candidato al premio Nobel.
Esta peculiar organización del corazón, con múltiples capas de músculos que se alinean helicoidalmente en diferentes ángulos, supone todo un reto para la creación de un corazón bioartificial que sea del todo funcional en el ser humano. Las técnicas usadas en la última década cuentan con importantes limitaciones a la hora de recrear las estructuras helicoidales de este órgano. Por un lado, con la impresión 3D es posible un gran control de la forma del tejido y el órgano, pero el proceso de fabricación de estructuras complejas a nivel microscópico es muy lento. Por otro, con el electrohilado es posible definir con precisión diferentes características de las fibras, pero no su organización en 3D.
Ahora, un grupo interdisciplinar de investigadores de la Universidad Harvard ha presentado al mundo una nueva técnica, más avanzada, que permite crear estructuras con una mayor similitud al esqueleto fibroso (la matriz extracelular) del corazón. Su trabajo se ha publicado en la revista Science, donde se muestra con detalle el funcionamiento y el potencial de este método para generar estructuras cardíacas, un método que supera las limitaciones de otras técnicas.
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