Puede que no sea el oficio más antiguo del mundo, pero la medicina se remonta a los orígenes de la humanidad y ha ido evolucionando junto a ella. Nació ignorante e inocente, rodeada de magia y fantasía donde las enfermedades eran cosa de espíritus y los tratamientos cosa de chamanes. Creció y fue cogiendo algunos conocimientos a tientas (dando palos del ciego empirismo) de los antiguos egipcios y, más tarde, de los griegos y los romanos. Tuvo sus momentos de iluminación entre los árabes de la Edad Media y la época del Renacimiento y tuvo sus momentos de oscuridad entre los cristianos de la Edad Media.
En todo ese tiempo, la medicina crecía poco a poco en sabiduría, equivocándose mucho y acertando poco. Su mayoría de edad se cumplió en el siglo XVIII cuando, por fin, supo unirse a la ciencia y aprendió a recorrer su camino con firmeza sin depender de dogmas, magia, ni autoridades. A partir de ese momento clave, la medicina no paró de descubrir y comprender la realidad tras el funcionamiento del cuerpo humano y las enfermedades, a la vez que hallaba tratamientos más y más certeros que hacían mejorar la calidad y la esperanza de vida de la humanidad.
En los años 70 del siglo pasado, un nuevo hito tuvo lugar, significando el comienzo de la madurez y el pensamiento crítico de la medicina: el desarrollo sistemático de ensayos clínicos para poner a prueba los tratamientos. Era el nacimiento de la Medicina basada en la Evidencia (MEB). La cumbre, hasta donde conocemos, de esta noble disciplina.
La MEB consiste en lo siguiente:
La medicina en la que las decisiones corresponden a un uso racional, explícito, juicioso y actualizado de los mejores datos objetivos aplicados al tratamiento de cada paciente.
Esta etapa de la medicina aún es muy reciente y aunque los datos que sustentan el conocimiento de la medicina son científicos, muchas de las estrategias terapéuticas aún no lo son. Y no lo son por la sencilla razón de que esos tratamientos aún no se han puesto a prueba o están respaldados por pruebas engañosas o débiles. La medicina aún sigue lastrada, a veces, por la ausencia de razones que respalden su actuación. Sin embargo, esta mentalidad está cambiando poco a poco y cada vez son más los médicos que comprenden la importancia de valorar el conocimiento objetivo más riguroso y actual en el tratamiento del paciente.
Este vídeo, descubierto en Primum non nocere, es una maravillosa explicación de lo que la medicina basada en la evidencia tiene que ofrecer tanto a médicos como pacientes:
La traducción de la letra (cortesía de @Rafabravo):
Yo era adicto a un determinado tipo de práctica clínica
Las guías me hacían sentir tan feliz que podría morir
Les dije a mis pacientes que era lo suficientemente bueno
bajarles la glucosa hasta que estuviesen inconscientes
Les puse una estatina a mis pacientes de 95 años
Yo debería haber sabido desde el principio que todo esto era incorrecto
a 100 pacientes mayores de 60 años les hizo caer, ¿caían de verdad?
Dejar la sal y las grasas no tenía sentido
Realmente debería haber estudiado las pruebas científicas
Yo no sabía que la mitad de directrices eran sólo opiniones
Usted dice que necesito un ECA (ensayo clínico aleatorizado)
Uno que realmente muestre la diferencia en resultados reales
Se supone que debo conocer el NNT y comentarlo con mis pacientes
¿Me está tomando el pelo?
No sé qué es el p valor
Usted dice que necesito una revisión Cochrane que me ayude a encontrar algunos números
He oído que algunos subrogados no eran apropiados
Y ahora necesito algunos estudios que debería citar
Ahora necesito algunos estudios que debería citar
Ahora necesito algunos estudios que debería citar
De vez en cuando pienso en todas las cosas que tú me has medido
Me hiciste pensar que siempre había algo que estaba mal
Toda esa fibra era una aventura
Ahora estoy expulsando muebles de mimbre
Los beta-bloqueantes me hacen sentir lenta
Y ahora tú me estás diciendo que tienes que citar algunos estudios
Pero ahora estoy leyendo ECA
Alcanzas una reducción del 1% con una dosis baja de estatina
Ahora sé que una HbA1c de menos del 8 es lo suficientemente bueno siempre y cuando no orine
Olvídate de tu CRP
Eso sí, no comas como un cerdo y haz algo de actividad física
Creo que ahora te puedo ayudar
Por fin tengo algunos estudios que me gusta citar
Algunos estudios
(que me gusta citar)
algunos estudios
(Ahora tengo unos estudios que me gusta citar)
Algunos estudios
(que me gusta citar)
algunos estudios
(Ahora tengo unos estudios que me gusta citar)
¿Has leído el nuevo libro de Mario Bunge, «Filosofía pra médicos», editorial GEDISA. Te invito a que le des una mirada: https://www.facebook.com/MarioBungeFilosofiaParaMedicos?ref=hl hay muchos puntos en común con tus observaciones.
Cordialmente;
Daniel Flichtentrei
No, no he leído el libro, pero si que he leído alguna sinopsis sobre él. Gracias por la recomendación.
Lo peor (y de lo que hay aun mucho en este país) es la medicina basada en el manual, que consiste en que los profesionales, ante determinado cuadro, adopten la solución que para el mismo aparece en su mencionado manual. No importa cuantas veces la evidencia les diga que para ese paciente en concreto, por las razones que sea, esa solución no solo no vale para tratar el cuadro sino que es incluso contraproducente. Estos profesionales nunca posan la mirada en el paciente y sus circunstancias y toda su fe la ponen en las directrices del manual.
Me ha encantado. Rafa Bravo hace un genial hallazgo.
Hace tiempo escribí un resumencito de la historia de la medicina basada en la evidencia y sus orígenes. Aunque enfocado a mi especialidad empiezo con cosas generales. Tal vez me puedas decir qué te parece:
http://www.rehabilitacionblog.com/2012/03/rehabilitacion-basada-en-la-evidencia.html
«Medicina basada en evidencia» es un anglicismo. En español se debe decir «medicina basada en pruebas».
Cierto, pero como el término que está extendido y es de uso común es medicina basada en la evidencia, es el que utilizo. En español hay muchos anglicismo que son de uso común y están aceptados por la RAE.