Colaboración con eldiario.es.
A río revuelto, ganancia de pescadores. La industria tabaquera ha hecho de la crisis sanitaria de la COVID-19 una oportunidad para promocionar sus productos con nicotina, atenuar el daño percibido hacia el tabaco y mejorar su imagen pública a nivel internacional. Las estrategias realizadas con este fin han sido múltiples y variadas y han estado regadas con millones y millones de euros desde fundaciones o directamente desde las empresas tabacaleras.
Pocos imaginaban que una epidemia mundial por un virus respiratorio que puede provocar graves daños en los pulmones podría beneficiar, de alguna forma, a las tabacaleras, que producen y venden productos que causan daños progresivos a estos órganos, junto a otros muchos efectos perjudiciales en el cuerpo humano. Sin embargo, las empresas del tabaco han sabido utilizar la situación a su favor.
La paradójica «protección» del tabaco/nicotina frente a la COVID-19
A comienzos de la pandemia, multitud de medios de comunicación a lo largo del mundo se hicieron eco de una paradójica hipótesis: «¿Podría la nicotina proteger frente a la COVID-19?» Algunos estudios preliminares en países como China o Francia parecían indicar, en aquel entonces, que los fumadores sufrían con menos frecuencia esta enfermedad en su forma grave que la población general. No obstante, los escándalos en este asunto no tardaron en llegar. Los periodistas Stéphane Horel y Ties Keyzer han publicado recientemente en la revista médica The British Medical Journal (TheBMJ) un reportaje de investigación en el que se detalla cómo la industria del tabaco estuvo involucrada en respaldar y difundir la hipótesis de la nicotina protectora frente a la enfermedad provocada por el nuevo coronavirus.
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