Entre ayer y hoy la prensa nacional e internacional se ha hecho eco de la noticia de la familia cuadrúpeda de Turquía. Al tiempo que dicha prensa era leída surgían a su vez opiniones críticas junto a otras que mencionaban que la noticia no era más que un engaño. Y como suele pasar con este tipo de noticias, anunciadas a bombo y platillo la respuesta a si es un engaño se responde con un “No pero sí” o un “Sí pero no” según en qué nos centremos de la noticia.
Una servidora plasmó la noticia tal cual mencionaban los científicos implicados de la misma. Lo que no significa que tenga una opinión a favor de todo lo que éstos defienden. Dicha opinión o postura no puede ser planteada en un artículo que se supone debe ser imparcial y mostrar ambas posturas del debate. Por eso qué mejor manera de defender, ahora sí, mi postura sobre dicha noticia.
Exponiendo de forma muy somera la noticia sería:
Se han encontrado 5 hermanos en Turquía que andan a 4 patas. Unos científicos defienden que puede ser una prueba de retroevolución y otros defienden que tan sólo consiste en una enfermedad cerebelosa que provoca ataxia.
Que andan a cuatro patas es un hecho y que tienen una ataxia cerebelosa también, no es un engaño ni nada por el estilo que pueda parecer a primera vista. Sin embargo, que consista en una prueba de retroevolución es lo que podría considerarse cuestionable. Una mutación al azar que dé como resultado que alguien ande a cuatro patas es mucho más probable que sea debido a un mero parecido casual con nuestros antepasados que una verdadera retroevolución. De hecho los mecanismos empleados en la marcha de estos hermanos de Turquía distan bastante de cómo se producían antes de que el hombre alcanzara la bipedestación. Las estructuras anatómicas no son las mismas y, por tanto, tampoco la biomecánica resultante. Sin embargo hay un elemento a tenerse en cuenta que diferencia el andar a cuatro patas de andar en bipedestación y que juega un papel importante: El equilibrio.
Todo ser humano que se precie antes de haber llegado a andar a dos pies previamente habrá tenido que gatear a cuatro patas. Las estructuras anatómicas poco antes de llegar a tal logro están funcionalmente preparadas, pero se necesita un empujón necesario para dar ese paso y ahí es donde el equilibrio juega un papel importante.
Sin el equilibrio necesario por muy desarrollados que tengamos los huesos y músculos implicados en la marcha ésta no se produce de forma normal o directamente no se produce. De ahí que estos hermanos, en su incapacidad para mantenerse de pie mientras andan, han recurrido a una forma de desplazamiento mucho más estable (con una base de sustentación mayor) y que no necesita una coordinación y un ritmo tan exigentes como en la marcha a dos pies.
Un ejemplo de ataxia adquirida es la que todos hemos visto en el borracho de turno. Se produce un desequilibrio además de una descoordinación. Como resultado el borracho abre las piernas para aumentar el rango de sustentación y balancea los brazos como si de pértigas para mantener el equilibrio se trataran. Además la marcha va acompañada de ciertos balanceos a un lado y otro.
Por eso, es lógico pensar que si estos hermanos cuadrúpedos no poseen el equilibrio necesario (que reside principalmente en el cerebelo, estando éste dañado) echen mano de un mecanismo más primitivo para andar y desplazarse sin el riesgo de una caída. Al ser estos individuos hermanos es muy probable que el mayor aprendiera instintivamente guiándose por una forma de marcha con menos caídas y que el resto de hermanos con la misma enfermedad aprendiera bien instintivamente o por imitación del mayor.
¿Puede considerarse eso prueba de retroevolución? Si nos atenemos sólo a los datos anatómicos, es un rotundo no. Si nos atenemos al papel del equilibrio en la marcha la respuesta sería un probable no. Probable porque poseemos restos fósiles de las estructuras anatómicas de nuestros antepasados pero no disponemos de vestigios nerviosos que nos podrían ayudar a comprender el papel del sistema nervioso en la marcha hace millones de años.
Para andar como actualmente lo hacemos necesitamos dos elementos fundamentales: Equilibrio y elementos anatómicos que así lo permitan. Sin uno u otro la marcha de forma normal no es posible. ¿Qué se dio primero entonces en nuestro logro para la marcha a dos pies? ¿El equilibrio o las estructuras anatómicas?
Una pregunta tan compleja como preguntarnos si el lenguaje hablado surgió primero por nuestra capacidad para emitir sonidos distintos o por nuestra capacidad intelectual para representar unos significados en unos sonidos.