Colaboración con Investigación y Ciencia.
En un mundo hiperconectado a través de Internet y las redes sociales, la soledad y el aislamiento social en diversas sociedades occidentales son más acuciantes que nunca. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2021 en España, casi 5 millones de personas vivían solas en 2020. El 44 por ciento de ellas tenían 65 o más años. En 2022, una encuesta del Observatorio Estatal de Soledad No Deseada mostraba que el 11,6 por ciento de los participantes se sentían solos con frecuencia o siempre. Todo apunta a que la pandemia ha agravado de manera significativa un problema social que ya iba al alza desde hace años por múltiples factores.
La falta de contactos sociales se asocia a una peor salud física, psicológica y social. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que la soledad no deseada es uno de los mayores riesgos para el deterioro de la salud de las personas. Sin embargo, el conocimiento sobre este fenómeno es limitado por el reducido número de estudios al respecto. Una reciente investigación de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) arroja ahora nuevos datos sobre los efectos de la soledad y el aislamiento social en su revista científica.
El estudio consiste en una gran revisión sistemática de los artículos científicos publicados hasta julio de 2021 sobre la relación entre el aislamiento social (objetivo y percibido) y la salud cardiovascular y cerebral. A partir de la información recopilada, la AHA ofrece el conocimiento más actual y detallado sobre este asunto y determina en qué cuestiones se necesita mayor investigación por falta de datos.
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