El despertar de los virus durmientes en el espacio exterior

Colaboración con Hipertextual.

Virus

Los seres humanos estamos profundamente adaptados a vivir en las condiciones del planeta Tierra. Precisamente por ello, cuanto más avanza la exploración espacial, más conscientes somos de las alteraciones que experimenta el cuerpo humano al vivir en un ambiente tan diferente del planeta azul. De hecho, las principales barreras para viajar a otros lugares remotos como Marte no son solo tecnológicas, sino biológicas. Nuestra propia biología se resiente en el espacio exterior, expuesta a la microgravedad y a los rayos cósmicos. No es ninguna sorpresa: los seres humanos jamás experimentarían algo así bajo el refugio protector del planeta Tierra. Toda aventura conlleva sus riesgos y la exploración espacial no está precisamente exenta de ellos.

Desde hace varios años, agencias espaciales como la NASA investigan con detalle los efectos sobre la salud de los astronautas que viven durante cierto tiempo en el espacio, como por ejemplo en la Estación Espacial Internacional. Como explicaba con detalle en «¿Cómo afecta a los astronautas vivir en el espacio?», los cosmonautas pueden sufrir una gran variedad de trastornos al vivir más allá de las fronteras de nuestro planeta: aumento de la temperatura corporal, pérdida de visión, modificaciones genéticas, descalcificación de los huesos, incremento de la altura, atrofia de los músculos, incremento del riesgo de padecer cáncer y enfermedades degenerativas, alteraciones del sueño y del ritmo circadiano…