En el día a día nos solemos referir al cáncer como si fuera un único ente, una única enfermedad. Nada más lejos: el cáncer es la agrupación de más de 200 enfermedades distintas que comparten un nexo fundamental e importantísimo: Como si de una mafia se tratara, su modus operandi es común. Pero, ¿cuáles son esos comportamientos esenciales y tan característicos que nos permiten reconocer al cáncer?
En la investigación sobre el cáncer existen dos visiones perfectamente complementarias entre sí a la hora de conocerlo y combatirlo más de cerca. Por un lado, se investiga en qué se distingue un tipo específico de cáncer (por ejemplo, el cáncer de pulmón de células pequeñas) del resto de cánceres: ¿Cuáles son sus puntos de identidad particulares, sus debilidades, su forma, sus componentes y señales…? Básicamente, se trata de realizar un retrato robot lo más personalizado posible. Esto resulta imprescindible para que, al realizar las pruebas diagnósticas oportunas, podamos identificarlo de inmediato y, justo después de eso, lanzar un ataque lo más selectivo y personalizado posible para minimizar el daño en el cuerpo humano durante el combate.
Puede que ahora nos parezca muy lejano, pero hace apenas unas cuantas décadas, prácticamente todas las enfermedades cancerosas se trataban como si fueran iguales. En la actualidad, ya no existe ningún cáncer cuyo tratamiento no esté personalizado en mayor o menor grado y cada vez se tiende a un mayor refinamiento.
La otra visión para acercarse al cáncer es estudiarlo en su conjunto, como un todo: ¿Qué es lo que distingue a la mafia del cáncer del resto de las inofensivas células del cuerpo humano? ¿Cómo actúan y qué tienen en común? En definitiva, ¿cuál es su modus operandi?
Hace alrededor de 10 años se publicó en Cell un artículo que marcaría un antes y un después en nuestra comprensión del cáncer en su conjunto, se trataba de «The Hallmarks of Cancer« (Los distintivos del cáncer). Los autores ponían en común los comportamientos exclusivos que se conocían sobre el cáncer. Estas formas de actuar son básicamente seis:
1. Potencial ilimitado de replicación. Las células cancerosas son inmortales (que no invulnerables), en el sentido de que pueden multiplicarse durante toda la eternidad si tienen las condiciones necesarias para ello. Por el contrario, las células normales sólo pueden multiplicarse un número limitado de veces. Es este potencial de replicación eterno lo que termina convirtiendo al cáncer en un monstruo que crece sin control.
2. Invasión de tejidos y metástasis. El cáncer no sólo crece sino que también invade a otras regiones del cuerpo cuando tiene la oportunidad para ello y las coloniza sin respetar para nada a los nativos. Si el viaje es corto, invade a los tejidos contiguos, pero si es largo y se utilizan como transporte la sangre o la vía linfática, se pueden invadir tejidos lejanos, es lo que llamamos metástasis. El cáncer tiene una habilidad especial para «soltarse» de un tejido, salir al torrente sanguíneo, viajar durante un tiempo y asentarse y adaptarse sin mucha dificultad a un terreno totalmente distinto del que procedía.
3. Evasión de la apoptosis (muerte celular programada). La apoptosis es el suicidio celular que nos mantiene con vida. Nuestras células están programadas para quitarse la vida cuando son demasiado viejas o funcionan demasiado mal. Sin embargo, de cuando en cuando, una célula reniega de este destino y se escapa de la apoptosis. En origen, una célula cancerosa es una célula averiada que debería haberse suicidado en su momento. Al saltarse este paso obtuvo vía libre para transformarse y funcionar mal sin restricciones.
4. Angiogénesis (formación de vasos) continua. El cáncer es un monstruo que no para de crecer, pero para ello necesita alimento. La multiplicación de las células cancerosas es tan acelerada y desorganizada que terminan por apelotonarse y evitan que las células más alejadas de los vasos sanguíneos (que son los que aportan los nutrientes) puedan alimentarse y sobrevivir. De hecho, es frecuente ver que las zonas más interiores de un tumor terminan estando muertas (necrosadas) por pura y dura inanición, al no recibir el más mínimo aporte sanguíneo. Para intentar paliar este gran inconveniente, las células cancerosas son muy hábiles en mandar determinadas señales químicas para hacer que vayan apareciendo vasos alrededor del tumor y así garantizar la supervivencia del conjunto y poder seguir creciendo.
5. Autosuficiencia en señales de crecimiento. Las células cancerosas poseen la habilidad especial de producir sus propios factores de crecimiento para proliferar independientemente del lugar en el que residan, van a su propio aire. Las células normales, por el contrario, dependen de los factores de crecimiento presentes a su alrededor para crecer o no.
6. Insensibilidad a los inhibidores de crecimiento. De la misma forma que las células del cáncer van a su aire con sus propios factores de crecimiento, también pasan olímpicamente de los inhibidores de crecimiento del ambiente que les «dicen» que paren de crecer. Esta insensibilidad a los inhibidores del crecimiento junto a la autosuficiencia en señales de crecimiento permiten que las células cancerosas tengan libertad absoluta para crecer independientemente del lugar que habiten.
En la actualidad, son bastantes los científicos que quieren proponer un séptimo distintivo del cáncer, su asociación con un microambiente inflamatorio.
Todas estas son, en su conjunto, las acciones que forman el modus operandi conocido del cáncer. Su conocimiento es la vía de partida de nuevos métodos diagnósticos y terapéuticos que permitan acorralar al cáncer por las extrañas formas que tiene de actuar y que convierten a las células cancerosas en «bichos raros» comparadas con las células normales.
Hola:
Me da la impresión que esta enfermedad aparece en los últimos años en demasiadas personas, y como si antes se diera en muchos menos casos. Ahora muchos tenemos un conocido que ha sufrido la enfermedad.
¿ Es verdad que se ha expandido más en los últimos años ?
Gracias.,
El cáncer es una enfermedad que se da con mayor frecuencia en edades avanzadas de la vida. Si la esperanza de vida aumenta, es normal que también lo haga la frecuencia de cáncer en la población. En África, por ejemplo, la incidencia de cáncer es mucho menor que en los países desarrollados debido a eso.
Tu respuesta implica que la edad media de la población ha aumentado significativamente durante el periodo de tiempo (no especificado) al que se refiere el que pregunta, cosa que me parece poco probable.
Tras unos cuantos clicks aquí y allá he obtenido esto:
Mortandandad por cancer en Tarragona en el periodo 1998-2001, desglosado por edades:
Lo mismo, pero para 1980-1983:
Fíjate cómo, en general, ha aumentado la incidencia en la población menor de 60 años. Teniendo en cuenta que estamos hablando de mortandad y que la atención médica ha mejorado sensiblemente en ese período de 20 años, creo que las sospechas acerca del aumento de los casos de cáncer están justificadas.
Tienes razón. Pensé en los cambios en la incidencia del cáncer en periodos de tiempo muy amplios (suficientes para cambiar la esperanza de vida) y pasé por alto en aquellos en cuestión de décadas o incluso lustros.
Aquí puedes encontrar una herramienta para valorar la incidencia de cáncer en España (además de otros países), basado en el registro de 5 puntos de España desde 1985 hasta 2000:
Juan Carlos Codina Olivares, en efecto, como comenta trurl, la frecuencia de cáncer ha aumentado en los últimos años. ¿La razón? Probablemente compleja, pero me temo que la contaminación tiene su parte importante de culpa.
Usando la tabla de incidencias por año para menores de 60 años e incluyendo todos los puntos disponibles para España, se ve que desde 1985 hasta 2000 la incidencia en hombres ha aumentado alrededor de un 30% y para las mujeres más de un 50%. Espero que esto se deba a un efecto como el causado por un cambio en los criterios de diagnóstico o por datos incompletos, porque de lo contrario tenemos un escándalo en toda regla.
En cuanto a las supuestas causas para este aumento (si es que es real, ojalá no) pondría a la cabeza de la lista el aumento de agentes cancerígenos ambientales y a los cambios en la alimentación (tanto en la dieta como en la presencia de elementos cancerígenos como aditivos, pesticidas, etc). El enorme aumento en las mujeres, que pasan de estar claramente por debajo de los hombres a igualarse, podría deberse también a que éstas comenzaron a adquirir hábitos perjudiciales a partir de los años 70 (consumo de tabaco y alcohol)
¡Gracias, Shora! Me gustó tu explicación. Un abrazo.
Richard
@InmoTerranova
Se ha concedido el «Premio ED a la excelencia en la divulgación científica» a esta entrada.
¡Enhorabuena!
¡Muchas gracias! 🙂
Les invito a un nuevo blog sobre medicina y derecho.
http://medicinavsderecho.blogspot.com.es/
Un saludo.
trurl:
«Espero que esto se deba a un efecto como el causado por un cambio en los criterios de diagnóstico o por datos incompletos, porque de lo contrario tenemos un escándalo en toda regla.»
Yo también me lo planteé, pero es un incremento muy constante con el tiempo. Si fuera por cambios en criterios diagnósticos (que además no suelen hacerse de un año para otro y menos en algo tan claro como el cáncer) saldría un escalón muy pronunciado. Y la tendencia es la misma en todos los registros de España. Podría ser que cada vez se registraran más casos para estos estudios para un mismo número de cánceres detectados… Pero aunque fuera así, me temo que no respondería ese incremento tan evidente.
También me he dado cuenta de la variación suave. Cuando los datos provienen de múltiples fuentes heterogéneas ocurren cosas de lo más curioso. Ya sé que está cogido por los pelos, pero es que estoy dispuesto a considerar hasta la posibilidad más exótica antes que admitir que el estado (o los estados, porque seguro que España no es el único) ha incurrido en una negligencia criminal masiva con el silencio cómplice de toda la comunidad médica y científica. Y digo el estado, porque si son correctas las hipótesis que mencioné acerca de las causas significaría que ha está mirando hacia otro lado en lugar de advertir, investigar e intervenir, como es su función.
Vaya por dios, acabo de acordarme de la historia del tabaco.
Advertir sí que se ha advertido algo (aunque bastante flojito, la verdad):
http://www.telecinco.es/informativos/
La cosa es que yo creo que este aumento de la incidencia parte es culpa nuestra (por malos hábitos de vida y dieta) y parte de los «otros» (como la contaminación ambiental). Me llama la atención que no mencionen nada de lo último en la noticia.
Interesante entrada… y muy completa.
Un modus operandi que me llamó la atención es la supresión del MHC I por parte de las células neoplásicas. Aunque no es tan común como para merecer un puesto en esta entrada. Creo que se da más en infecciones víricas.
Saludos!