El origen de los infrecuentes trombos asociados a las vacunas suma certezas pero sigue teniendo muchas lagunas

Colaboración con eldiario.es.

Vacunación

Recientemente, medios de comunicación de diferentes lugares del mundo (entre ellos, el Financial Times) se han hecho eco de una nueva hipótesis sobre los extraños trombos con niveles bajos de plaquetas en sangre (trombocitopenia) que aparecen en algunas personas que reciben vacunas basadas en vectores adenovirales (como las de AstraZeneca y Janssen). Esta posible explicación, propuesta por científicos alemanes, se ha difundido a través de un artículo preliminar (preprint) que aún no ha pasado por la revisión de expertos en la materia ni ha sido publicado en una revista científica.

Los investigadores plantean que la administración de dichas vacunas puede generar, ya en el interior de las células, variantes de la proteína S (Spike, que forma parte de los ‘pinchos’ del virus SARS-CoV-2) a través de modificaciones tras la transcripción (conversión de ADN a ARN). Estas proteínas S anormales serían solubles y podrían circular por la sangre y unirse a las células que recubren la superficie de los vasos sanguíneos (células endoteliales). A su vez, esta unión de las variantes de la proteína S a las células endoteliales de lugares definidos (como los senos venosos cerebrales) incrementaría una respuesta inflamatoria en la sangre, mediada por anticuerpos, que contribuiría a la generación de trombos y trombocitopenia en algunas personas. Los autores proponen, además, que se podrían modificar las vacunas de AstraZeneca y Janssen para que no se produjeran variantes de la proteína S, evitando así su potencial daño.

El estudio realizado por los científicos alemanes cuenta con importantes limitaciones y especulaciones. En primer lugar, solo se plantea la posibilidad teórica de que las variantes solubles de la proteína S podrían estar implicadas en los raros casos de trombosis. No hay ninguna demostración experimental, por ahora, de que este mecanismo patológico realmente ocurra en el cuerpo humano. Serán necesarias más investigaciones para comprobar si, efectivamente, estas proteínas pueden favorecer dichos trombos. Por otro lado, estas variantes de la proteína S no tienen, en principio, nada que ver con los autoanticuerpos contra el factor plaquetario 4 (PF4) que producen algunas personas y que se ha demostrado que provocan trombos y trombocitopenia. Podría ser que las variantes de la proteína S fueran un factor adicional que contribuyese (al generar una respuesta inflamatoria aún más potente) o simplemente podría ser que no intervinieran en absoluto en la producción de dichos trombos.

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