La ingeniosa aventura del doctor Balmis contra la viruela

El doctor Balmis Hablar de la viruela no es sólo hablar de una enfermedad fantasma sino también de uno de los mayores logros de la medicina científica. Resulta difícil creer que esta enfermedad, de la cual sólo quedan como vestigios las marcas de la vacuna en las personas mayores y muestras del virus protegidas bajo importantes medidas de seguridad en ciertos laboratorios, diezmara a la población hasta bien entrado el siglo XIX. Pero en la encarnizada lucha del hombre contra uno de sus asesinos microscópicos más mortíferos no sólo la ciencia resultó fundamental, en la historia de esta batalla encontramos a multitud de médicos y enfermeras anónimos y no tan anónimos que persistieron con sacrificio y altruismo en cortarle las alas a la viruela. El héroe de la historia de hoy es el poco conocido Doctor Balmis, uno de los principales médicos que dedicó gran parte de su vida a luchar contra esta enfermedad con ingenio y tesón.

Corría el año 1796. Un modesto médico rural llamado Edward Jenner, inspirado por el comentario de una ordeñadora de vacas que afirmaba no contagiarse de viruela, puso a prueba un método que cambiaría la historia de la humanidad para siempre: la vacunación. Y, aunque la acción no brillase precisamente por sus buenas prácticas éticas al poner en riesgo a un niño para comprobar que no se infectaba de viruela, lo cierto es que lo consiguió. Descubrió la mejor manera de atacar a las enfermedades infecciosas: Impedir preventivamente que nos llegasen a causar enfermedad alguna.

Un médico alicantino de la época llamado Francisco Javier Balmis había seguido con expectación los logros de la recién descubierta vacuna de Jenner. Era, además, especialmente consciente de los estragos que la viruela provocaba en América, sobre todo en México donde había vivido durante un largo tiempo. Haciendo uso de una gran paciencia y perseverancia, logró convencer al mismísimo Carlos IV de España de la importancia de realizar una gran expedición para vacunar a la población americana (por aquel entonces eran todavía colonias españolas).

La cosa no fue nada fácil ya que los propios médicos de la corte intentaron impedir que Balmis se pusiera en contacto con Carlos IV y, más tarde, que éste desembolsara el dinero para una expedición que consideraban inútil. Sin embargo, Balmis fue muy persuasivo: No había mejor manera de convencer al monarca que advertirle de que si no accedía a sufragar los gastos de la expedición, la viruela terminaría llevándose por delante a casi todos sus súbditos de las colonias españolas y él perdería un enorme poder político y económico.

Así, con Carlos IV convencido, la que sería llamada «La Real Expedición Filantrópica de la Vacuna» tomó forma y se convirtió en la primera acción internacional para erradicar una enfermedad en la historia de la medicina. Pero Balmis se encontró con un nuevo inconveniente, ¿cómo conseguir llevar la vacuna en perfectas condiciones hasta tierras americanas? Recordemos que por aquel entonces no existían los frigoríficos por lo que era imposible mantener la cadena de frío necesaria para mantener la viabilidad de la vacuna. Por otro lado, ir de España a América en barco era un tedioso y peligroso  viaje de varios meses.

¿Qué hizo Balmis para solventar este gran obstáculo? Con una gran dosis ingenio. Si no podía llevar la vacuna en un frasco a América, llevaría a niños en el barco que la transportasen en su interior por relevos hasta llegar a América. ¿Cómo? Inoculando inicialmente a dos niños con la vacuna (la viruela de la vaca) en el brazo al inicio del viaje y pasando la vacuna, días después, a los brazos de otros dos niños aplicándoles las secreciones de las pústulas de los dos niños anteriores (puede que fuera un método un tanto guarro pero funcionaba). Así siempre habría en cualquier momento al menos 2 niños con capacidad para transmitir la vacuna.

Con 22 niños huérfanos a bordo al comienzo (se iban uniendo más con las escalas y eran posteriormente acogidos en familias de adopción) y un modesto equipo de 10 sanitarios (médicos, cirujanos y enfermeras) Balmis partió desde Galicia rumbo a México dónde fue el punto de partida de su gran expedición contra la viruela. Pasaron por México, Puerto Rico, Argentina, Colombia, Perú… vacunando a decenas de miles de niños en su larga travesía. Por cierto, tampoco por aquellos lares se libraron de los obstáculos de las autoridades locales que entorpecían con gran dejadez el propósito de la expedición.

La larga expedición contra la viruela recorrió medio mundo:

El recorrido de la expedición de Balmis a través del mundo

Una vez que la difusión de la vacuna ya estuvo asentada en las colonias españolas y los médicos de las zonas sabían como transmitirla, Balmis partió hacia Asia para seguir vacunando en Filipinas. En total, 3 años de expedición (1803-1806) que que terminarían salvando la vida a millones de niños y convertirían a Balmis en uno de los médicos más importantes e influyentes y, al mismo tiempo, desconocido de la historia española prácticamente ajena a su decisivo papel en los comienzos de la erradicación de la viruela. El descubridor de la vacuna, Jenner, fue muy claro sobre su opinión acerca de la expedición de Balmis:

No puedo imaginar que en los anales de la Historia se proporcione un ejemplo de filantropía más noble y más amplio que éste.

Para saber más:

El doctor Balmis y su batalla contra la viruela

Francisco Javier Balmis: Benefactor de la humanidad

La odisea del doctor Balmis

16 comentarios sobre «La ingeniosa aventura del doctor Balmis contra la viruela»

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  2. La expedición de Balmis zarpó del puerto de A Coruña. En su recuerdo, hace algunos años se erigió una estatua en el puerto pero, más recientemente se retiró para poner en su lugar… una a la Virgen de Carmen! EL alcalde autor de la fechoría, Paco Vázquez, es ahora embajador en el Vaticano (lo cuál parece que le va… Lo que no entiendo es que lo propongan para Defensor del Pueblo…)

    1. Resulta muy irónico. Pues los religiosos se encontraban entre los principales opositores a la vacunación en la época de su descubrimiento y aún mucho después:

      En fin, mira que cambiar la estatua de una persona que salvó tantas vidas por un personaje del libro de ficción más difundido.

  3. El primer trabajo que hice en la carrera, para historia de la Medicina, fue sobre la viruela. Le tengo especial cariño, por raro que suene..y me parece un genial ejemplo de como funciona la ciencia empírica: descubrimiento de la vacuna por Jenner, difusión mediante Balmis, cura definitiva…
    Un beso

  4. Hace no mucho vi en el Reino Unido una serie documental muy bien lograda que se llamaba «Genious of Britain», que trataba de científicos e ingenieros famosos (o no, pero que merecían serlo por sus contribuciones), y cómo ayudaron a dar forma al mundo actual tal y como lo conocemos. Desde Newton, Hubble y sus contemporáneos, hasta los propios presentadores del documental, como Richard Dawkins, Stephen Hawking, etcétera. Lo bien hecha que estaba la serie y el imponente mensaje que daba sobre lo importante que es y ha sido la ciencia me hizo preguntarme si no se podría hacer algo así en España. Al principio pensé que saldrían pocos nombres, pero empecé a pensar en nuestros premios Nobel, los inventores del autogiro, el primer submarino con motor de combustible y el primero militar completamente útil»¦

    El Doctor Balmis encajaría muy bien en una historia así, que tal vez ayudase a despejar un poco esa idea de que los españoles no servimos para esas cosas, y por tanto «que inventen ellos».

    Gracias por dármelo a conocer! 😀

  5. Me ha encantado el post ^^, no conocía la historia del doctor Balmis, y su larga travesía por el mundo O.o, increíble.

    Besitos! ^^

  6. Wow, Esther, me encanta la historia de los niños transmitiéndose en cadena la viruela de forma programada. Me resulta muy interesante. Te lo retuiteo para mis followers.

  7. Enhorabuena por la entrada, es muy interesante me ha gustado mucho.

    Sin embargo, nos muestra el enésimo ejemplo de un español que hace algo tremendamente importante pero luego desaparece de la historia. Espero que algún día aprendamos a valorar convenientemente a los nuestros.

    Tb gracias a Emilienko, que gracias al retweet me ha permitido concer la página y la entrada 🙂

  8. «Resulta difícil creer que esta enfermedad, de la cual sólo quedan como vestigios las marcas de la vacuna en las personas mayores».

    Juer, que yo sepa, al menos se siguió vacunado a los nacidos en 1978.
    ¿Son «personas mayores» las que tienen más de treinta años, como en la Fuga de Logan http://es.wikipedia.org/wiki/Logan%27s_Run

    ;P

  9. Gran entrada, comosiempre

    En la ciudad de México hay una calle con el nombre de tan importante médico. Está en una colonia llamada deLos Doctores.

  10. A ver si me entero:
    ¿En aquellos tiempos la única forma de conservar una vacuna era en un individuo portador de la «enfermedad vacuna»?. ¿Cómo se empezaba a producir la vacuna en un sitio donde no había vacas enfermas ni personas inoculadas con la enfermedad de las vacas?.

  11. La respuesta es simple, no se podia, asi que no habia de otra con esos grandes obstaculos se tenian que enfrentar los medicos, el que hayan tenido exito no es mas que un verdadero acto de heroismo.

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