Colaboración con Investigación y Ciencia.
El ébola es una enfermedad infecciosa que provoca una grave fiebre hemorrágica, con una letalidad muy elevada: dependiendo del virus, entre el 25 y el 90 por ciento de los afectados mueren por ella si no acceden a tratamientos efectivos. Está provocada por virus del género Ebolavirus, entre los cuales destaca el ebolavirus del Zaire por ser el que más impacto ha causado en África.
El virus del Ébola se identificó por primera vez en 1976 a partir de dos brotes simultáneos en Sudán del Sur y el Congo. El nombre de este conjunto de patógenos deriva del río Ébola que se encuentra cerca del lugar del primer brote en el Congo. Desde su descubrimiento, el virus ha causado decenas de brotes por el continente africano de forma periódica y ha matado a más de 15.000 personas. En estos momentos, Uganda sufre otro brote de ébola, originado por la variante de Sudán.
En la actualidad, existen dos tratamientos con anticuerpos monoclonales efectivos frente al ébola: mAb114 (Ansuvimab; Ebanga) y REGN-EB3 (Inmazeb). Sin embargo, la disponibilidad de estos fármacos es reducida, no funcionan frente a la variante de Sudán y es necesario administrarlos de forma temprana para que resulten eficaces, lo que limita su beneficio sobre la población africana. Por esta razón, las vacunas son el recurso más importante en la lucha contra el ébola.
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