Colaboración con eldiario.es.
“El plasma rico en plaquetas ha funcionado de forma increíble en mi rodilla”. Así de contundente era el tenista Rafael Nadal en 2013 sobre esta terapia, cuando aún era poco conocida. El mallorquín no ha sido, ni mucho menos, el único deportista famoso en recurrir al plasma rico en plaquetas (PRP), otros como Gerard Piqué, Tiger Woods o Kobe Bryant también han recibido este tratamiento, lo que ha contribuido a incrementar su popularidad entre la población general a lo largo del tiempo.
En la última década han proliferado las clínicas privadas, en España y otros muchos países, que ofrecen PRP para diversos problemas musculoesqueléticos, sobre todo en el ámbito deportivo. El tratamiento de la artrosis es una de las indicaciones más populares, pero también se aplica en diferentes lesiones de músculos, ligamentos y tendones para, supuestamente, acelerar su curación y atenuar el dolor.
¿En qué consiste exactamente la terapia con PRP? Su aplicación es un proceso relativamente sencillo: se extrae la sangre del paciente, se centrifuga a una velocidad y un tiempo definidos para seleccionar la porción del plasma (fracción líquida de la sangre) enriquecida en plaquetas y, tras este paso, se inyecta este allá donde se encuentre la lesión. La idea detrás de este tratamiento es que las diferentes moléculas biológicas presentes en este líquido (especialmente diversos factores de crecimiento) ayuden a reparar o a regenerar la lesión.
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