La mente humana es ciertamente paradójica en algunos aspectos. De forma innata, el ser humano busca la sensación de seguridad, de sentirse protegido para poder vivir sin que los miedos ni los pesares se le echen encima. Sin embargo, al mismo tiempo, el hombre tampoco tolera la total seguridad, la ausencia completa de riesgo. El aburrimiento, la falta de emociones, la desidia y la sensación de estar restringiendo las opciones que da la vida, motivan al ser humano a mantener un equilibro entre la seguridad que está dispuesto a mantener y el riesgo que está dispuesto a asumir.
Cada uno de nosotros tiene un nivel a partir del cual equilibra su balanza de seguridad/riesgo, de forma que aquellos que perciben menos los riesgos y/o dan menos importancia a la seguridad están dispuestos a asumir mayores peligros que aquellos que valoran más la seguridad y/o perciben más o son más temerosos frente a los riesgos existentes. Además, este equilibrio es algo que suele ir variando con la edad y también en situaciones concretas. Los adolescentes están más dispuestos a asumir riesgos (principalmente porque no los suelen percibir) y los ancianos más dispuestos a la mayor seguridad posible. Todos conocemos o hemos conocido a más de un adolescente que vivía como si fuera inmortal o a alguna anciana que sólo el hecho de salir de casa por la noche ya le parecía un riesgo enorme.
Las mejoras progresivas que la sanidad y la medicina van consiguiendo en los países del primer mundo están, cada vez más, satisfaciendo la sensación de seguridad sanitaria de la población. En una reciente encuesta realizada en España, el 50% decía que su estado de salud era bueno y un 20% afirmaba que era muy bueno. Además, siete de cada diez españoles valora el sistema sanitario. Si tenemos en cuenta que los dos principales factores que determinan nuestra seguridad en salud son el actual estado de salud que tenemos y cómo pensamos que nos van a tratar cuando enfermemos, podemos deducir que existe la percepción de una gran seguridad sanitaria en este país.
Como he comentado antes, el ser humano no tolera la total seguridad. Cuánto más seguro se siente, más probable es que esté dispuesto a asumir riesgos. Este fenómeno se ha evidenciado en múltiples facetas del hombre, siendo más evidente y cotidiano en la conducción. Conforme más seguras son las carreteras y más seguro es el coche, más riesgos está dispuesto a asumir el conductor, que actúa aumentando la velocidad ante el pensamiento (inconsciente o no) de que su coche o el buen estado de la carretera le protegerán o evitarán un accidente.
¿Podemos extrapolar esta conclusión al ámbito sanitario? ¿Puede una gran sensación de seguridad sanitaria en la población influir en las conductas de riesgo para la salud que asumen las personas? Es evidente que el consumo general de drogas (tabaco, alcohol, cocaína,etc..) y las cifras de obesidad están aumentando en España (como en otros muchos países desarrollados) y tampoco podemos olvidarnos de que estos problemas son complejos y tienen múltiples causas. Pero, ¿hasta qué punto el conductor que va a 200 kilómetros por hora porque conduce un Mercedes último modelo puede ser similar al obeso que se zampa 5000 kilocalorías al día sabiendo que existe el último grito en cirugía bariátrica?
Hace siglos, la mayoría de muertes y enfermedades eran ajenas al comportamiento voluntario de la persona que las sufría. Los hábitos y estilos de vida (alimentación, actividad física, ausencia de consumo de drogas o actividades de riesgo…) contaban muy poco en aquellas épocas o se desconocía su significado para la salud. En la actualidad, sin embargo, los hábitos de vida determinan cada vez más nuestras posibilidades de supervivencia y de enfermedad. Cuánto más avanza la medicina en sus tratamientos y conocimientos, más responsabilidad nos deja para evitar aquellos riesgos sanitarios que dependen de nosotros. La sensación de seguridad sanitaria está aumentando y, dado que cada uno tiene su balanza de seguridad/riesgo, ¿llegará a darse la situación en un futuro en la que aquellos que mejor salud tengan sean los más miedosos a la hora de asumir riesgos? Dicho de otra forma, ¿será el temor, la negación a asumir riesgos sanitarios o una mejor percepción de ellos el principal factor de garantía de salud global?
Esto enlaza con el post anterior: si desde determinadas instancias se están publicitando las múltiples medidas «correctoras» para los posibles «contratiempos» que puedan ocurrir mientras se ejerce la «libertad sexual» (y paro de poner comillas) es posible que algunos individuos (e individuas) asuman riesgos como el no uso del condón y las relaciones promíscuas con desconocidos. Es bien sabido que para muchas personas el riesgo aumenta el placer sexual.
Sobre el tema de este artículo, creo que el último factor para explicar el consumo excesivo de calorías o drogas es el desafío a la seguridad creada por el sistema sanitario. Otras explicaciones me convencen más, como el hedonismo, la falta de objetivos vitales o la frivolidad (todo está relacionado). Claro que el creer que tienes una red de seguridad te hace rebajar la percepción del riesgo, lo cual quizás influye en la despreocupación con la que algunos se emborrachan hasta el coma etílico o se ponen a hacer el cabra sobre una moto, pero no creo que eso sea lo que le ocurre a un porcentaje significativo de obesos. Así que la sanidad aporta algo de efecto red, pero no creo que se perciba como algo a desafiar en el sentido de «mira que valiente soy, que me he comido medio kilo de tocino».
Si las campañas como la anti-tabaco se multiplican, es posible que se disminuyan ciertos factores de riesgo a través del miedo pero, en general, creo que las principales motivaciones para evitar riesgos para la salud serán el tener una mejor calidad de vida y el parecer más atractivo.
«Otras explicaciones me convencen más, como el hedonismo, la falta de objetivos vitales o la frivolidad (todo está relacionado).»
Sin duda esos son factores muy importantes. Lo que yo me pregunto es si son más causa que consecuencia. Me explico, ¿son el hedonismo, la falta de objetivos vitales o la frivolidad los factores principales del consumo excesivo de calorías o drogas y la percepción del riesgo un factor menor? ¿O es la ausencia de miedo ante los riesgos por el consumo excesivo de calorías o drogas y la seguridad en el sistema sanitario los que hacen que el hedonismo, la falta de objetivos vitales o la frivolidad lleguen a manifestarse mediante ingesta excesiva de calorías o drogadicción?
Lo digo porque una cosa es tener la pulsión de hacer algo y otra distinta hacerlo y puede que la falta de miedo al riesgo sea la que marque la diferencia entre ambas cosas.
Interesante el concepto, ahora que se valora mas que nunca los habitos, ahora la principal causa de muerte en los paises desarrollados todavia es la Diabetes, la enfermedades infecciones ha sido casi erradicadas, pero con el aumento de la esperanza de vida de 65 años a 86, la sociedad actual no esta preparada