Un páncreas biónico mejora el control de la diabetes con respecto a los métodos habituales

Colaboración con Investigación y Ciencia.

Diabetes

La diabetes de tipo 1 es una enfermedad metabólica crónica en la que se produce la destrucción de las células beta del páncreas, responsables de la producción de insulina. El propio sistema inmunitario ataca a estas células por razones aún desconocidas. Como resultado, los pacientes dependen de la administración externa de insulina a lo largo de toda su vida para que la glucosa, fuente imprescindible de energía, entre en sus células. Se estima que en España hay en torno a unas 90.000 personas que sufren diabetes de tipo 1. La mayoría de ellas empiezan a padecerla desde la infancia o la adolescencia.

El control rutinario de los niveles de glucosa en sangre (glucemia) y la administración adecuada y regular de insulina en los diabéticos es esencial para prevenir la aparición de complicaciones a largo plazo por esta dolencia. Una diabetes mal controlada puede provocar daños progresivos en los vasos sanguíneos y en múltiples órganos y sistemas: lesiones en la retina, en los riñones, en los nervios periféricos, en la piel, en el corazón, en el cerebro…

Desafortunadamente, no todos los pacientes con diabetes logran un buen control de su glucemia, ya que requiere una importante implicación diaria. Entre otras tareas, una práctica habitual es pincharse en los dedos con una lanceta con el fin de obtener pequeñas muestras de sangre con las que detectar los niveles de glucosa para administrar las dosis de insulina correctas o hacer ajustes en el tratamiento. Sin embargo, en los últimos años, han aparecido dispositivos que facilitan esta tarea, como las bombas de infusión de insulina, que administran esta hormona de forma programada, o los medidores continuos de glucosa que permiten visualizar los niveles de esta molécula sin necesidad de pinchazos adicionales.

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