Así afectan las prisas a la ciencia que rodea al coronavirus

Colaboración con eldiario.es.

Trabajo laboratorio

La pandemia de coronavirus no solo ha puesto patas arriba las sociedades y los sistemas sanitarios de multitud de países, sino también la ciencia. Este sistema de conocimientos, acostumbrado al ritmo lento que dicta el método científico, se ha visto envuelto en una espiral de enormes y urgentes demandas por parte del mundo. La ciencia se ha convertido en un potencial rescatador frente al coronavirus cuya parsimonia y pasos en falso desespera a las personas que desconocen su funcionamiento.

De estar acostumbrada a exponerse a los focos mediáticos principalmente por sus logros y éxitos, la ciencia ha pasado a recibir una constante atención mediática que no solo saca a la luz sus avances, sino también sus tropiezos. Se trata de la ciencia vista en una especie de «en vivo y en directo», alejada de su grandilocuencia y su pose distinguida en las ocasiones especiales. Así, la evolución de las afirmaciones científicas según van apareciendo nuevos datos se percibe como una señal de debilidad o, incluso, de falta de fiabilidad, cuando, en realidad, la principal fortaleza de la ciencia es su capacidad para autocorregirse y alejarse de dogmas infalibles e inamovibles.

Mientras infinidad de personas depositan sus esperanzas en la ciencia para solucionar esta pandemia y los medios de comunicación le dan una cobertura informativa sin precedentes, los científicos se enfrentan a un virus nuevo repleto de incógnitas con unas prisas extraordinarias que han afectado a su funcionamiento en múltiples niveles.

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