Con un poco de ejercicio físico al día ya se consiguen beneficios para la salud cerebral

Colaboración con Investigación y Ciencia.

Ejercicio

La inactividad física se encuentra en el cuarto lugar entre los principales factores de riesgo de mortalidad en el mundo, solo por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y los niveles elevados de glucosa en sangre. La Organización Mundial de la Salud estima que 3,2 millones de muertes al año, el 6 por ciento de todos los fallecimientos, se producen a causa de una vida sedentaria. España es precisamente uno de los países más sedentarios de Europa occidental. Según el Eurobarómetro de 2018, el 46 por ciento de los encuestados del país no practicó ningún deporte en 2017.

El ejercicio físico aporta numerosos beneficios para la salud física y mental, pues reduce el riesgo de sufrir múltiples dolencias (como varios tipos de cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares, ansiedad, depresión…) y contribuye al bienestar general y a tener un peso saludable. Además, la actividad física también ayuda a frenar el deterioro cognitivo y disminuye el riesgo de alzhéimer y de otras demencias. La protección frente a estas enfermedades neurodegenerativas se produce a través de mecanismos directos e indirectos.

Aunque los efectos positivos de la actividad física sobre la salud cerebral son claros, existen cuestiones sin respuestas en este ámbito: ¿qué cantidad de ejercicio es suficiente para obtener beneficios? ¿Qué áreas cerebrales se benefician más de la práctica deportiva? Una reciente investigación, cuyos resultados se han publicado en la revista Neurology, aporta información relevante y novedosa sobre cómo el ejercicio físico diario influye sobre las estructuras de diferentes áreas del cerebro.

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