Colaboración con Investigación y Ciencia.
España es el segundo país de Europa, tras Alemania, con más personas con diabetes: se estima que hay casi seis millones de afectados en nuestro país. Este conjunto de dolencias, que se caracterizan por niveles elevados de glucosa en sangre, pueden provocar graves lesiones y la muerte si no se reducen a largo plazo. Con el tiempo, el exceso de este azúcar en los tejidos puede causar daños progresivos en los vasos sanguíneos y en los nervios, así como también en órganos como los riñones, el corazón o la piel.
En la actualidad, existen diferentes métodos que permiten a los diabéticos controlar los niveles de glucosa y así ajustar el tratamiento y el estilo de vida (ejercicio físico, alimentación…). Los más utilizados son las tiras reactivas (que funcionan mediante una reacción enzimática), que se acoplan a un medidor de glucosa. Estas tiras requieren la extracción de sangre a partir de pequeños pinchazos en los dedos con unas lancetas.
Sin embargo, en los últimos años se están popularizando otros sistemas que no precisan la extracción de sangre y que permiten controlar el nivel de glucosa de forma constante, lo que supone una mayor comodidad para los diabéticos. Estos sistemas comercializados se clasifican en dos tipos: aquellos que emplean agujas y aquellos implantables. La principal desventaja de ambos es que los sensores tienen una duración de semanas o meses.
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