Colaboración con eldiario.es.
Cada compra anticipada de millones de dosis de vacunas por parte de cualquier país o región es una acción que se anuncia a bombo y platillo. Hay muchas esperanzas depositadas en estos tratamientos preventivos y garantizar a la población que podrá contar con su dosis en el futuro se ha convertido en una importante baza política en todo el mundo. En ese sentido, la Unión Europea (UE) anunció hace alrededor de un mes que había asegurado la compra de 300 millones de vacunas (ampliable a 100 millones más) a AstraZeneca. También se han firmado precontratos con cuatro farmacéuticas más que se encuentran evaluando sus vacunas en ensayos clínicos: 225 millones de dosis a CureVac, 200 millones a Janssen (ampliables a 200 millones más), 300 millones a Sanofi–GSK y 80 millones a Moderna. En total, la UE contará con 1.100 millones de dosis de vacunas, como mínimo, siempre y cuando todas estas vacunas demuestren seguridad y eficacia, algo que no está en absoluto garantizado.
La gran difusión mediática sobre la adquisición de vacunas por parte de los estados europeos contrasta con el secretismo que rodea las negociaciones y los contratos firmados entre la Comisión Europea, los Estados y las farmacéuticas. Los detalles de los acuerdos, las personas encargadas de negociar con las empresas farmacéuticas y los procesos de negociación son, hasta ahora, confidenciales. Hasta tal punto son desconocidos que ni siquiera el Parlamento Europeo conoce las condiciones por las que se adquirirán las vacunas.
El pasado martes 22 de septiembre eurodiputados de la Comisión de Salud Pública del Parlamento Europeo solicitaron más transparencia en la compra de las vacunas contra el coronavirus. Este llamamiento tuvo lugar durante una reunión conjunta entre parlamentarios europeos, la Agencia Europea del Medicamento (EMA), Médicos Sin Fronteras y las farmacéuticas Sanofi-GSK y CureVac (Astrazeneca declinó participar) bajo el título: «Cómo asegurar el acceso a las vacunas contra la COVID-19 para habitantes de la UE: los retos en los ensayos clínicos, en la producción y en la distribución».
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