Lo que dejamos de tratar por culpa de la COVID-19: son tiempos revueltos para los ensayos clínicos

Colaboración con eldiario.es.

Laboratorio

En estos momentos hay alrededor de 200 proyectos de investigación de vacunas contra la COVID-19 en el mundo. En 25 de ellos, las vacunas ya están evaluándose en ensayos clínicos. La empresa biofarmacéutica china Sinovac, la compañía CanSino Biological (junto con el Instituto de Biotecnología de Pekín) y la farmacéutica AstraZeneca (junto a la Universidad de Oxford) lideran la carrera por la preciada vacuna. Ambos se encuentran en la última fase antes de su posible autorización y comercialización si se demuestra su eficacia: la fase clínica III, en donde se evalúa su efecto preventivo contra el coronavirus sobre miles de voluntarios.

La investigación de tratamientos y vacunas contra el coronavirus ha sido y sigue siendo intensa: hay más de 2.500 ensayos clínicos registrados. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha afectado notablemente a la investigación preclínica y clínica de multitud de tratamientos al margen de esta enfermedad infecciosa. Según la empresa de consultoría GlobalData, alrededor de 1.300 ensayos han estado suspendidos en todo el mundo hasta junio. Los científicos en España también han tenido que enfrentarse a esta situación, además de la dificultades añadidas en la investigación de vacunas contra el coronavirus por la falta de macacos de experimentación y la escasez de fábricas capaces de producir a gran escala vacunas.

Óscar Mesa, director ejecutivo de QualitecFarma, empresa dedicada a la realización de ensayos clínicos en España, explica a elDiario.es cómo ha afectado a la investigación clínica en nuestro país: «La investigación no relacionada con COVID-19 se ha ralentizado durante estos últimos meses, puesto que los ensayos clínicos en marcha no han podido avanzar en reclutamiento de pacientes o en monitorización al haberse cerrado los centros […]. El hecho de haberse cerrado fronteras, viajes en general y por supuesto el cierre de centros hospitalarios y su focalización en sacar adelante a los pacientes de COVID-19, casi colapsando muchos sistemas sanitarios, ha hecho que los pacientes implicados en otros proyectos de investigación hayan visto ralentizada la monitorización de dichos ensayos. Esto, unido a la aprehensión lógica de pacientes, investigadores, monitores y empresas de investigación ha ralentizado mucho la actividad. Actualmente parece que los centros están de nuevo abriéndose a la visita tanto de pacientes como de monitores y poco a poco se vuelve a permitir el normal desarrollo de los procesos».

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