Colaboración con eldiario.es.
¿Es usted blanco y de ascendencia europea? Pues está de enhorabuena. Casi todos los datos que existen sobre el genoma humano provienen de su grupo étnico, aunque suponga tan sólo el 15% de la población mundial. Tanto es así, que, en 2016, en los más de 50 estudios genómicos a gran escala que estaban desarrollándose en todo el mundo, con más de 100.000 personas implicadas, el 81% de los participantes eran de ascendencia europea. Podría parecer un crimen en cuanto a la falta de diversidad, pero era mucho peor en el año 2009. En aquel entonces el 96% de los genomas analizados eran de origen europeo. La situación, sin duda, ha mejorado, pero no es suficiente si queremos evitar que la medicina personalizada discrimine involuntariamente a personas de otras etnias.
La secuenciación completa del genoma humano, allá por el año 2000, fue todo un hito para la ciencia médica. Por primera vez en la historia, el ser humano contaba con el código que explica, hasta cierto punto, por qué somos como somos. En aquel entonces, la diversidad fue un asunto que se tuvo muy en cuenta. Del puñado de personas que ofrecieron su ADN para que se secuenciara, había personas de ascendencia asiática, africana y latinoamericana, aparte de europea. Como suele ocurrir con los grandes descubrimientos de la ciencia, el entusiasmo se desató. Se hablaba sobre cómo conocer esta inmensa ristra de letras de nuestro ADN revolucionaría la medicina tal como se conocía, era la «explosión» de la medicina personalizada o genómica.
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