Colaboración con el Cuaderno de Cultura Científica.
La irrupción del virus SARS-CoV-2 en el año 2019 ha provocado una de las mayores crisis sanitarias globales en la historia reciente y causado infinidad de cambios socioeconómicos en todo el planeta. Unos cambios cuyas consecuencias a largo plazo aún no somos capaces de vislumbrar con nitidez. Mientras multitud de personas y medios de comunicación centraban su atención, con preocupación, en cada nueva variante del coronavirus y sus consecuencias sobre la salud, una anomalía microbiológica tenía lugar en el mundo, alejada de los focos mediáticos: un linaje completo de los virus influenza responsables de la gripe, el linaje B/Yamagata, podría haberse extinguido. En otras palabras, un grupo de variantes de virus de la gripe, estrechamente relacionados entre sí al proceder de un ancestro común, podría haber desaparecido y dejado de afectar para siempre a la especie humana. De esta forma, solo tres grupos principales de virus de la gripe seguirían con nosotros provocando epidemias cada año, los subtipos H1N1 y H3N2 de los virus influenza A y el linaje Victoria de los virus influenza B.
La pandemia de COVID-19 ha provocado un fenómeno global de evolución a cámara ultrarrápida y selección natural entre los virus, esas entidades en el limbo entre la vida y la muerte. Así, mientras el SARS-CoV-2 se expandía por el mundo y surgían nuevas variantes que se reemplazaban entre ellas según su capacidad para infectar y transmitirse y según los comportamientos de las poblaciones humanas, la circulación de los virus de la gripe A y B se restringía de forma drástica; hasta tal punto que no hubo prácticamente epidemias de gripe invernales en los años 2020 y 2021. Además, la diversidad genética de los virus influenza cayó en picado en dichos años. Las diversas medidas sanitarias (mascarillas, distancia de seguridad, confinamientos, ventilación, higiene de manos, restricciones en los viajes…) que se tomaron para prevenir avalanchas de casos graves de COVID-19 en los hospitales no sirvieron para arrinconar al SARS-Co-V-2, pero sí a diversos virus de la gripe.
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