Colaboración con eldiario.es.
Para la mayoría de las personas, la infección por coronavirus supone una simple anécdota en sus vidas. Para otras, se convierte en un punto final. Las razones que determinan la gravedad de la COVID-19 son múltiples, diversas y muchas de ellas aún desconocidas. La edad avanzada, ser hombre y la presencia de diferentes enfermedades cardiovasculares y respiratorias son factores asociados a un mayor riesgo de COVID-19 grave que se identificaron con rapidez al comienzo de la pandemia. Con el paso del tiempo, las investigaciones científicas nos están ayudando a aclarar poco a poco este complejo entramado de factores que marcan la diferencia entre pasar la infección sin pena ni gloria o terminar conectado a un respirador.
Desde un principio, ya se sospechaba que la genética influía en el pronóstico de COVID-19, pues tiene un gran peso en diferentes aspectos del sistema inmunitario. La mayor parte de los pacientes con una infección por coronavirus grave sufren una respuesta inmunitaria inapropiada y descontrolada que desencadena complicaciones serias. Hace unas semanas, un estudio de asociación genética de COVID-19 grave con fallo respiratorio, publicado en The New England Journal of Medicine, nos mostró una nueva pieza del puzle: ciertas regiones del cromosoma 3 y 9 poseen genes cuyas variantes (alelos) influyen en un mayor o menor riesgo de infección grave por COVID-19. Esta investigación internacional se realizó sobre pacientes de siete hospitales de España e Italia.
Uno de los genes que podría influir sobre el riesgo de COVID-19 grave (aún no está claro qué genes concretos participan) es el SLC6A20, situado en el cromosoma 3. Este gen produce una proteína que interactúa con la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), una molécula que el coronavirus utiliza para infiltrarse en diversas células humanas. Por otro lado, en el cromosoma 9 se encuentran genes que determinan los grupos sanguíneos y los investigadores observaron que, efectivamente, aquellas personas con el grupo A contaban con un 45% más de riesgo de sufrir COVID-19 con insuficiencia respiratoria. Por otra parte, aquellos del grupo 0 poseían cierta protección: tenían un 35% menos de riesgo de padecer esta enfermedad con insuficiencia respiratoria. En España, alrededor del 45% de la población posee el grupo sanguíneo 0 y el 42% el grupo A.
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