Colaboración con eldiario.es.
A pesar de que en España se ha dado un cambio progresivo hacia una intolerancia social cada vez mayor respecto a las pseudoterapias, desde hace más de dos años diferentes colectivos practicantes de estas actividades sin validez terapéutica científica han decidido emprender acciones judiciales contra las personas críticas hacia ellas. «Parece que hay un intento de asfixiar a periodistas y comunicadores a base de querellas. Está claro que hay quien prefiere tenernos callados», explica a elDiario.es la presidenta de la Asociación Española de Comunicación Científica, Elena Lázaro.
Recurrir a querellas y denuncias como arma para silenciar las críticas ha aflorado a medida que España pasaba de un clima de permisividad con las pseudoterapias a una repulsa mayoritaria hacia ellas. En el lado periodístico, la equidistancia a la hora de cubrir la información sobre estas terapias sanitarias sin respaldo científico, dando voz tanto a defensores como a críticos, se ha convertido en una práctica minoritaria. Con todo, a finales de 2019, la Asociación Española de Comunicación Científica (AECC) alertaba del aumento en el número de demandas contra periodistas y divulgadores que informaban sobre pseudoterapias.
Asimismo, las universidades han ido retirando progresivamente cursos y másteres sobre estas disciplinas. Hace unos meses, la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) lanzaba un comunicado: «Las universidades no solo no podemos participar en actividad alguna que suponga un apoyo o difusión de estas terapias, sino que debemos condenar cualquier intento de utilizar nuestros campus para revestir de soporte científico a estas terapias sin base médica».
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