Colaboración con eldiario.es.
Este miércoles 29 de diciembre, Sanidad y las comunidades acordaron, por unanimidad, reducir de diez a siete días tanto el aislamiento de los positivos por SARS-CoV-2 sin síntomas como también la cuarentena de personas no vacunadas que han sido contactos estrechos de un positivo –los contactos vacunados no necesitan guardar cuarentena–. Esta medida se toma ante una ola que está batiendo todos los récords en nuestro país: el 31 de diciembre se registraron más 161.000 nuevos casos en un solo día y la incidencia acumulada a 14 días ya supera los 1.700.
Este contagio masivo invernal está teniendo, por ahora, un limitado impacto hospitalario –en ingresos hospitalarios o en UCI y en muertes–, aunque se espera que siga en aumento por el incremento drástico de los nuevos casos. Ante esto, se ha pasado a valorar más las consecuencias socioeconómicas que conlleva mantener bajo aislamiento a multitud de personas durante días. A diferencia de otros países, como Estados Unidos o Grecia, que han establecido los aislamientos en 5 días, en España se ha optado por una opción más prudente, al reducirlos a 7 días.
Al principio de la pandemia los aislamientos para los casos positivos y las cuarentenas para los contactos estrechos se establecieron en 14 días por un lógico principio de precaución. Meses más tarde, en junio de 2020, el Ministerio de Sanidad, siguiendo las recomendaciones de la OMS, fijó el aislamiento para los infectados en 10 días sin necesidad de PCR negativa, siempre que los tres últimos días no hubiera síntomas/signos de COVID-19. Este cambio de criterio surgió tras conocerse que casi la totalidad de las personas dejaban de transmitir el virus pasado este tiempo si no había síntomas.
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