Colaboración con Investigación y Ciencia.
El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmunitaria en la que las propias células defensivas atacan a diversos tejidos sanos del cuerpo humano, como la piel, los riñones, las articulaciones, el corazón, los pulmones o el sistema nervioso. En concreto, un grupo de linfocitos B produce anticuerpos contra diferentes moléculas presentes en el organismo. El lupus es una de las dolencias autoinmunitarias más frecuentes y sus manifestaciones clínicas son muy variadas: se estima que más de 100.000 personas la sufren en España, con una prevalencia de 210 casos por 100.000 habitantes. Entre el 70 y el 90 por ciento de los pacientes con lupus son mujeres, que empiezan a sufrir esta enfermedad cuando son jóvenes.
Los tratamientos actuales contra el lupus no son curativos, sino que se administran para atenuar o controlar la respuesta autoinmunitaria. Los fármacos usados para tal fin son los antiinflamatorios, los inmunosupresores, los antipalúdicos, los glucocorticoides y las terapias biológicas. La gran mayoría de los afectados por dicha dolencia pueden mantenerla bajo control gracias a estos medicamentos. Sin embargo, una minoría no responde a ellos y la enfermedad puede progresar provocando graves daños en diferentes tejidos y órganos.
En los últimos años, múltiples grupos de científicos han estado investigando el potencial de los linfocitos T-CAR (linfocitos T provistos de receptores quiméricos de antígenos) contra las enfermedades autoinmunitarias. Estas células, modificadas genéticamente en el laboratorio, se han usado con gran éxito en la clínica para curar leucemias y linfomas graves que no respondían al tratamiento de costumbre. La gran ventaja de esta terapia es que permite atacar a células específicas, dañinas para el organismo, que presentan una determinada molécula. Ahora, investigadores alemanes muestran resultados muy prometedores, jamás alcanzados por ningún otro tratamiento, de la terapia de linfocitos T-CAR contra el lupus en la revista Nature Medicine.
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