Colaboración con eldiario.es.
Hasta hace tan solo una semana, instituciones sanitarias como el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad y los gobiernos de la mayoría de los países occidentales desaconsejaban la utilización de mascarillas (especialmente las caseras) en la población general sana para frenar la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, esta postura está cambiando drásticamente. El CDC ya recomienda las mascarillas caseras para la población general e incluso ha elaborado un tutorial donde se detalla su utilidad y cómo fabricarlas, usarlas y desinfectarlas. El Ministerio de Sanidad ha sugerido que podría recomendar próximamente el uso de mascarillas a los ciudadanos (como ya lo han hecho otros países como Estados Unidos, República Checa y Austria), mientras el Ministerio de Industria ha compartido una guía para orientar sobre los mejores materiales y fabricación de mascarillas higiénicas. Por otra parte, la OMS está debatiendo en estos momentos si mantener o no su actual directriz sobre estos elementos de protección.
¿A qué se debe este cambio de postura de las autoridades sanitarias y políticas occidentales con respecto a las mascarillas caseras en la población general? La acumulación de estudios y evidencias científicas sobre cómo se transmite el virus SARS-CoV-2 ha resultado fundamental en la actualización de las recomendaciones, que han ganado fuerza sobre las razones que habían motivado el rechazo a las mascarillas para los ciudadanos.
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