El microbioma da pistas sobre el riesgo de sufrir cáncer anal

Colaboración con el Cuaderno de Cultura Científica.

Bacterias
Imagen: Ally White / Pixabay

El virus del papiloma humano (VPH) es un patógeno muy común en el ser humano que se transmite principalmente por contacto sexual o piel con piel. Tan frecuente es que se calcula que entre el 80 y el 90 % de la población sexualmente activa se infecta por el VPH alguna vez en su vida. En muchos casos, esta infección desaparece por sí misma y pasa desapercibida. Sin embargo, en otras ocasiones esta puede provocar verrugas y, en el peor de los casos, cáncer.

Algunos tipos del VPH (hay más de 200 identificados) tienen la capacidad de transformar las células que infectan, que comienzan a proliferar de forma descontrolada originando, con el tiempo, tumores. El principal cáncer que provoca este conjunto de virus es el de cuello uterino, pero también puede causar cáncer genital, de boca, garganta o anal, entre otros. Para prevenir este desenlace, en España se incluye desde 2007 la vacuna contra el VPH en el calendario vacunal. Primero su administración se dirigió a niñas y ciertos grupos de riesgo y, con el tiempo, se ha extendido su aplicación a niños.

El colectivo de hombres que tienen sexo con hombres con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) son un colectivo con especial riesgo de sufrir cáncer anal desencadenado por el VPH, pues tienen hasta 300 veces más riesgo de padecerlo que la población general. En la actualidad, la detección temprana de las lesiones en la región anal, provocadas por el virus del papiloma, que tienen una elevada probabilidad de convertirse en cáncer (conocidas como lesiones escamosas intraepiteliales de alto grado o HSIL) resulta un desafío. Normalmente, este tipo de neoplasia se detecta en una etapa tardía, tanto por su localización, como por sus síntomas y signos poco claros y específicos, lo que lleva a un peor pronóstico. Además, el método actual que se utiliza para el cribado de este tipo de lesiones, la citología anal, es poco específica (50 %): da con frecuencia muchos falsos positivos (casos detectados como de alto riesgo de cáncer que realmente no tienen este riesgo).

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