Colaboración con Investigación y Ciencia.
La fibromialgia es una gran desconocida, pese a que afecta a más del 2 % de la población mundial. Las mujeres, especialmente aquellas entre los 20 y los 50 años, sufren con mucha mayor frecuencia esta enfermedad: por cada caso diagnosticado en hombres se detectan 20 en mujeres. Sus síntomas más típicos son dolor crónico y difuso, hipersensibilidad al tacto, rigidez en múltiples lugares del cuerpo, sensación de fatiga, estrés emocional y cansancio. Pueden aparecer también dolores de cabeza, dificultades para concentrarse o recordar datos, trastornos del ánimo como depresión y ansiedad e insomnio, entre otros muchos problemas.
A pesar de que la fibromialgia afecta sustancialmente a la vida de las personas que poseen esta enfermedad, tanto su causa como el mecanismo a través del cuál se desencadena sigue siendo un misterio. Hasta ahora, no había alteraciones biológicas identificadas que ayudasen a aclarar el origen tras esta dolencia, lo que también dificulta el diagnóstico, que implica con frecuencia descartar otras muchas enfermedades antes.
En la actualidad, la hipótesis con mayor respaldo científico sostiene que la fibromialgia estaría ocasionada por desequilibrios neuroquímicos del sistema nervioso central que harían que la sensibilidad al dolor de la persona fuera anormalmente alta, lo que le haría percibir estímulos normales como dolorosos. Sin embargo, se sabe aún menos sobre cómo se originarían estas supuestas alteraciones neuroquímicas. Muchas son las explicaciones que se han propuesto hasta ahora sin que, por ahora, se confirmen su validez.
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