Colaboración con Investigación y Ciencia.
Las lesiones en la médula espinal pueden provocar una gran discapacidad crónica en las personas que las sufren. Según la localización del daño nervioso y su gravedad, aparecen paraplejias o tetraplejias que pueden ser, a su vez, completas o incompletas (con una capacidad parcial para sentir o mover los músculos). Se estima que, cada año, se producen en España entre 800 y 1000 nuevos casos de lesión medular. La mayoría de ellos se debe a traumatismos ocasionados por accidentes de tráfico o por caídas y golpes al realizar otras actividades (zambullidas, deporte, etc.). En menor medida, diversas enfermedades que afectan a la médula espinal también ocasionan parálisis con mayor o menor afectación funcional.
Los daños nerviosos que provocan alteraciones motoras de los brazos y las manos son especialmente limitantes porque unos pequeños déficits funcionales en estas zonas del cuerpo suponen una importante afectación en la calidad de vida y en la autonomía personal, al no poder realizar multitud de tareas cotidianas. Esto se debe a que realizar movimientos precisos con las manos requiere la actividad y la coordinación de múltiples músculos. Por desgracia, recuperar gran parte de la función motora de las extremidades superiores es en la actualidad un desafío que la medicina aún no ha superado por la gran complejidad de los mecanismos neurales implicados en el control de los brazos y las manos y la limitada efectividad de las estrategias neurotecnológicas.
Un equipo internacional de científicos muestra ahora sus avances en la revista Nature Neuroscience a la hora de mejorar la movilidad en los brazos y manos de tres macacos con parálisis parcial. Se trata de una investigación inicial en fase preclínica. Los monos padecían una lesión parcial grave en la médula espinal cervical (en la región del cuello) que les impedía realizar tareas manuales sencillas. Con un sistema especial de estimulación eléctrica, ha sido posible que realizaran tareas manuales que antes no podían ejecutar o ejecutaban con muchas dificultades. En concreto, los primates fueron capaces de alcanzar, agarrar y tirar de una palanca (para conseguir su comida favorita) con mayor precisión, fuerza y amplitud de movimientos.
Seguir leyendo en: Monos con parálisis parcial vuelven a mover los brazos a voluntad gracias a la electroestimulación