Sanidad pública líquida… tirando a gaseosa

Colaboración con eldiario.es.

Precariedad médicos

Según el sociólogo polaco-británico Zygmunt Bauman, nuestro mundo actual se caracteriza por ser volátil y estar sometido a constantes cambios fruto de la globalización, la tecnología y el creciente individualismo. En las sociedades líquidas, como la nuestra, las relaciones y estructuras sociales y los trabajos son cada vez más fluidos y efímeros. La incertidumbre predomina, casi todo es provisional y no puede darse por sentado.

Durante décadas, hemos dado por sentado la solidez de nuestro modelo universal de Sanidad Pública en España. Sin embargo, en los últimos años es más evidente que nunca los intentos de diferentes actores políticos para transformar este sistema en uno muy diferente. En ese sentido, el consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, decía hace un mes que dicha región se orienta hacia una “sanidad líquida” para adaptarse a la sociedad: “Una sanidad más ágil, más flexible y más eficaz. Un sistema pensado hace 40 años ya no puede ser el mismo”.

Así, bajo esa idea de sanidad “ágil”, “flexible” y “eficaz”, es necesario derribar los esquemas mentales establecidos. ¿Qué es eso de exigir por normativa luz natural en las habitaciones de los hospitales? ¡Seamos flexibles! Intentemos cambiar la ley para que las habitaciones no tengan por qué tener ventanas. Qué más dará que esto cree un entorno más hostil, especialmente para los ancianos hospitalizados con demencia, que sufrirán mayor desorientación y confusión al no estar expuestos a un ciclo natural de luz. Tampoco importa que esto afecte al ánimo y motivación de los profesionales sanitarios y de los pacientes. Hay que ser flexibles.

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