El sistema inmunitario es la clave para entender por qué el SARS-CoV-2 es inofensivo o mortal según la persona

Colaboración con eldiario.es.

UCI

¿Qué factores determinan que las consecuencias provocadas por la infección del virus SARS-CoV-2 sean tan extremadamente variables entre individuos? ¿Por qué en muchas personas el coronavirus pasa por su cuerpo sin que apenas se enteren de ello mientras que en otras esto supone un ingreso en la UCI y la muerte? Estas cuestiones han recibido una gran atención científica a lo largo de la pandemia y cada vez se están acotando mejor los factores que aumentan el riesgo de padecer una COVID-19 grave o mortal.

Las características biológicas más obvias se identificaron con rapidez; las personas más ancianas y los hombres tenían un riesgo mayor de pasar esta enfermedad infecciosa con un pronóstico más sombrío. Más tarde y con el tiempo, se fue confirmando que padecer ciertas enfermedades o condiciones médicas incrementa las probabilidades de sufrir una COVID-19 complicada: hipertensión, obesidad, inmunodepresión, síndrome de Down, demencia, diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica y un largo etcétera.

Más allá de estos factores de riesgo, los investigadores han centrado su atención en un elemento clave para explicar qué diferencia a las personas que pasan la COVID-19 de forma leve o asintomática de aquellas que tienen que ingresar en el hospital y terminan muriendo: su sistema inmunitario. Un aspecto fundamental para entender la COVID-19 es que la absoluta mayoría de las complicaciones no se producen por el propio coronavirus, sino por una respuesta inmunitaria desproporcionada o alterada hacia el virus.

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