Colaboración con Investigación y Ciencia.
El consumo excesivo de sal común en la dieta puede incrementar el riesgo de sufrir hipertensión, un factor involucrado en el desarrollo de diversas enfermedades cardiovasculares. Esto se debe a que la absorción de cierta cantidad de cloruro sódico en el cuerpo humano provoca retención de agua, lo que incrementa la presión arterial. La Organización Mundial de la Salud aconseja limitar el consumo de sal a menos de 5 gramos al día para reducir el riesgo en adultos de enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y cardiopatía coronaria. Gran parte de la sal que ingieren los consumidores en los países desarrollados procede de productos ultraprocesados.
Más allá del papel de la sal en la hipertensión, múltiples estudios han identificado en los últimos años que una dieta rica en cloruro de sodio puede afectar al sistema inmunitario y se sospecha que podría incrementar el riesgo de sufrir enfermedades autoinmunitarias. Los procesos involucrados en este fenómeno aún no se conocen bien, pero las evidencias sugieren que la sal podría alterar la función de este sistema de defensa a través de diferentes mecanismos, como la variación de ciertas hormonas implicadas en su regulación o mediante cambios en la diferenciación y la función de diversas células inmunitarias.
Recientemente, un equipo internacional de científicos ha descubierto el mecanismo a través del cual el consumo excesivo de sal afecta al sistema inmunitario. Los resultados, publicados en la revista Circulation, muestran que el cloruro sódico afecta a las mitocondrias (los orgánulos que producen energía para las células) de los fagocitos mononucleares (de un solo núcleo). Esto, a su vez, provoca cambios en su función inmunitaria.
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