Colaboración con eldiario.es.
El pasado jueves 24 de febrero, ocho profesionales sanitarios fueron asesinados en cuatro localizaciones diferentes en el norte de Afganistán mientras se encontraban vacunando a la población infantil, según informa un equipo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La autoría de este conjunto de crímenes aún no se ha esclarecido. La atrocidad ha obligado a la ONU a suspender la campaña de vacunación de polio que había comenzado tan solo unos días antes en las provincias de Kunduz y Takhar. Esta última campaña en Pakistán iba dirigida a inmunizar a casi 10 millones de niños menores de cinco años.
El director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Mediterráneo oriental, Ahmed Al-Mandhari, advierte de que esto dejará a miles de niños desprotegidos y expuestos a una enfermedad que pone en riesgo la vida y puede ocasionar una parálisis permanente: «Estos actos cobardes a la larga solo dañan a niños inocentes, a los que se les debería dar toda oportunidad para vivir a salvo y con salud».
Además de la ONU, la OMS ha condenado con dureza los asesinatos y expresado sus condolencias a las familias y amigos de los fallecidos: «Esta violencia sin sentido debe parar inmediatamente y aquellos responsables deben ser investigados y llevados a la justicia. Estos ataques son una violación de la ley humanitaria internacional».
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