Colaboración con eldiario.es.
El bisfenol A es una molécula orgánica relativamente común en diversos tipos de plásticos y resinas que se emplean en la fabricación de envases y utensilios para alimentos. De ahí que pequeñas cantidades de esta sustancia pueden migrar de estos objetos a la comida o a las bebidas. El debate sobre sus potenciales riesgos para la salud han generado un intenso y duradero debate científico, que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha agitado con su última advertencia, el pasado 19 de abril.
La EFSA se encarga, entre otras tareas, de evaluar científicamente y de forma periódica la seguridad de determinadas sustancias que pueden estar presentes en los alimentos. Sus nuevas conclusiones sobre el peligro que supone la presencia de bisfenol A en la comida suponen un cambio drástico sobre las anteriores y probablemente tengan consecuencias sobre su regulación.
Esta molécula se lleva usando desde los años 60 para la fabricación de múltiples botellas y otros recipientes. De hecho, durante casi medio siglo la principal fuente de exposición al bisfenol A en adultos y niños ha sido la ingesta de comida enlatada. En los bebés, en cambio, han sido los biberones de los que bebían leche materna o de fórmula.
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